"Bachelet está demoliendo los cimientos del éxito chileno"

Así lo aseguró a Infobae el director de la Fundación para el Progreso, Axel Kaiser. Criticó la aprobación de la reforma tributaria y la educativa y sostuvo que el país está "en el tono del populismo latinoamericano"

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Adrián Escandar 163

A casi un año de su asunción en Chile, el gobierno de Michelle Bachelet avanzó en la mayoría de las reformas prometidas por la mandataria durante su campaña electoral, como la tributaria y la educativa. El país incrementó las cargas impositivas a las empresas con el objetivo de recaudar más impuestos y así financiar una enseñanza pública; y también eliminó el lucro y el copago en las escuelas. Todo indica que el camino emprendido continuará con más iniciativas en materia de educación e incluso con la enmienda de la Constitución.

Pero, pese a que Bachelet logró el 62,17% de los votos en unas elecciones en las que sus intenciones estaban explícitas, el curso que tomó Chile en los últimos meses no está exento de críticas, en especial, en un momento en el que la economía comienza a desacelerarse. De acuerdo con una encuesta de la consultora Adimark publicada esta semana, la desaprobación de la mandataria es del 49 por ciento, cinco puntos porcentuales por encima del apoyo con el que cuenta.

Infobae dialogó con el director de la Fundación Para el Progreso, Axel Kaiser, para quien el gobierno de Bachelet dejó al país "al borde de la recesión". De visita en Buenos Aires, invitado por el Instituto Universitario ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas), aseguró que los cambios que postula la mandataria socialista están conduciendo a Chile a un "populismo" como el de la Argentina. "El gobierno de Bachelet tiene un proyecto ideológico autoritario y lo quiere imponer", sentenció.

-En marzo se cumple el primer año del segundo mandato de Michelle Bachelet en Chile, ¿qué balance hace de su actual gobierno?

-Si miramos los datos económicos, las encuestas de aprobación del gobierno y la imagen internacional de Chile, la evaluación tiene que ser muy negativa. El mismo gobierno ha sufrido un desplome y ha perdido apoyo ciudadano al ser muy radical en su afán reformista. Lo que ha logrado este gobierno en un año es poner al país al borde de la recesión.

-¿La desaceleración de la economía no responde también a factores internacionales, como la caída del precio del cobre?

-Si analizas otras regiones que han sufrido shocks de commodities u otros países de América Latina, la caída no es como ha ocurrido en Chile. Aparte nos compensa la baja del precio del petróleo, porque importamos casi todo lo que consumimos. Esto es fundamentalmente, no únicamente, por el proyecto transformador y pseudo revolucionario que tiene el gobierno de Bachelet. Ellos se propusieron cambiar por completo el modelo de desarrollo de Chile, abandonar el esquema centrado en el libre mercado y reemplazar un Estado subsidiario por un Estado benefactor, redistributivo, con muy altos impuestos y poca participación privada. Esos son modelos que han fracasado siempre, como en la Argentina.

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-Esta es la segunda presidencia de Bachelet y desde la izquierda le criticaron que durante su primera gestión se mantuvo el modelo de país. ¿Por qué cree que ahora se hacen esos cambios radicales?, ¿no considera que el modelo económico sigue siendo el mismo?

-Lo que ocurrió entre el primer y segundo gobierno de Bachelet es que cambió la hegemonía intelectual, entonces de pronto ideas que antes no eran aceptables sobre el rol que cumplen el Estado y los privados pasaron a serlo. Esto se maduró durante el gobierno de Sebastián Piñera. Bachelet es socialista y tiene hoy la posibilidad de concretar su proyecto. Ellos arrasaron en las elecciones parlamentarias, entonces tienen mayoría en las dos Cámaras. Pueden pasar una aplanadora si quieren. El socialismo antes en Chile, por como era el escenario, no era viable y ella tuvo que aceptarlo. Pero hoy sí lo es.

-¿Cuál es su diagnóstico con respecto a la reforma tributaria?, ¿impactará negativamente en la economía chilena como acusan ciertos sectores?

-Desde el año 2010 hasta la fecha, los chilenos prácticamente duplicamos el impuesto a las empresas. Esto está teniendo efectos devastadores en las inversiones, que se están desplomando. A la hora de decidir dónde invertir, las empresas estudian cuál es el costo que pagan. Tenemos la tasa impuesto promedio más alta de la OCDE. Además, la lógica indica que si le sacas 8.000 millones de dólares a la economía privada a través de impuestos, esos 8.000 millones no van a ser gastados o invertidos. Con crecimiento económico más bajo, recaudas menos impuesto. Al final, esto hace que salgan a endeudar al país para poder financiar todo lo que han prometido. Estamos en una espiral de difícil salida, y este es sólo el comienzo.

-La reforma educativa, que fue aprobada recientemente, fue fruto de una fuerte demanda por parte de la ciudadanía, ¿por qué se opone?

-La reforma educacional es una catástrofe. El sistema educacional chileno era el mejor de América Latina según los rankings de las pruebas PISA, y ahora pasará a ser un desastre. Hay toda una ideologización acerca de darle más poder a la clase política, una demonización de lo privado, una campaña sistemática por desprestigiar al empresario y satanizar el lucro, como si quienes gobiernan no lucraran. Hay todo un ambiente en el que Chile se parece cada vez más a la Argentina.

"Hay una demonización de lo privado"

-En una columna suya publicada en iEl Mercurio/i, decía que el reclamo por la educación y los derechos gratuitos no es otra cosa que un reclamo por el lucro unilateral, ¿quiere decir que si no hay dinero, no hay derecho?

-Nadie tiene derecho a vivir o satisfacer sus necesidades a expensas de otro. Cuando se dice que se tiene derecho a la educación o a la vivienda, está diciendo que tienes derecho a que alguien te pague esas cosas sin que entregues nada a cambio. Es como tener esclavos. No se puede dar todo gratis, esas cosas terminan arruinando a los países. Arruinan a quienes las reciben y a quienes se las quitan. Tiene que haber un gasto focalizado en quienes de verdad lo necesitan, para que la gente que se esfuerza pueda ir a la universidad con créditos amigables. Pero no puede haber de todo para todos gratis; eso es lo que se conoce como el paraíso, y cada vez que lo hemos intentado construir a través del Estado, lo que hemos hecho es un infierno. Argentina es un ejemplo de eso. Y aparte es tremendamente regresivo. La gente que estudia gratis en las universidades es la más acomodada y su educación está siendo pagada con los impuestos de la gente de abajo. Hay una redistribución de abajo hacia arriba.

"La gente que estudia gratis en las universidades es la más acomodada y su educación está siendo pagada con los impuestos de la gente de abajo"

-¿Entonces, más que una reforma, había que hacer ajustes?

-Lógico. Nunca antes en la historia de Chile habíamos tenido tanta gente en la universidad; nunca antes tuvimos tanta movilidad social. Nunca hemos tenido menos desigualdad, más oportunidades y gente en los colegios. Pero ahora llega este grupo, con la idea de que todo este sistema está mal y dicen que la solución es pasarles el control de la vida de las personas a los políticos, que controlan la educación, los planes de salud, la vida completa. La economía tiene ciertas leyes que no se pueden violar sin pagar un precio muy alto, y eso es lo que está pasando en Chile y la lección que nos dan países como Venezuela, Ecuador, Argentina o Bolivia, que nos dan el ejemplo de lo que no hay que hacer.

"Países como Venezuela, Ecuador o Argentina nos dan el ejemplo de lo que no hay que hacer"

-También criticó la intención de Bachelet de modificar la Constitución aprobada por Augusto Pinochet porque iba a fundar un "populismo redistribuidor a la argentina", ¿a qué se refiere?, ¿qué similitudes encuentra entre el kirchnerismo y el gobierno chileno?

-Bachelet simpatiza ideológicamente con Cristina Kirchner. Sus funcionarios han dicho que la Argentina es el modelo a seguir en materia de educación, aunque hay un despilfarro gigante y una tasa de deserción enorme. Chile está transitando el camino que llevó a la Argentina de ser uno de los países más ricos del mundo a arruinarse. Este gobierno está demoliendo los cimientos del éxito chileno. Además, la retórica agresiva que ha tenido Chile con los empresarios es algo nuevo, que va en el tono con el populismo latinoamericano, como el de la Argentina. Los resultados van a ser los mismos: un Estado capturado, con mucha corrupción, con despilfarro e impuestos gigantescos. En Chile, estamos viendo el camino del estatismo populista latinoamericano. Y la Constitución es otra de esas utopías bananeras, de países poco serios. En América Latina, está esa creencia mágica de que cambiando un documento se va a cambiar la realidad. La Constitución actual de Chile es la que le ha dado el período de mayor prosperidad y estabilidad democrática en la historia del país. Esa Constitución tiene decenas de reformas hechas en democracia. El gobierno de Bachelet tiene un proyecto ideológico autoritario y lo quiere imponer.