El Gobierno denunció en la Justicia a los custodios de Nisman

Los acusó de no comunicarse con el fiscal de la AMIA durante doce horas el día en el que falleció. Los efectivos ya habían sido puestos en disponibilidad

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El Ministerio de Seguridad de la Nación denunció a los custodios Armando Niz y Luis Miño, que estaban a cargo de la protección y resguardo de Alberto Nisman el día en que murió misteriosamente.

El Poder Ejecutivo acusó a los agentes de la Policía Federal de "negligencia", por haber demorado su contacto con el fiscal de la causa AMIA durante "doce horas". Según publicó hoy el diario La Nación, la presentación, titulada como "Denuncia", fue realizada por el abogado Rodrigo Luchinsky y solicita que se investigue a los custodios.

La imputación fue incorporada al expediente que tramita la todavía "muerte dudosa" de Alberto Nisman, cuya causa lleva adelante la fiscal Viviana Fein.

El jefe de la Policía Federal, comisario general Román di Santo, ya había pasado a disponibilidad preventiva a Miño y Niz, a raíz de su sospechosa actuación y dilación en comunicarse con el fiscal federal que falleció.

La denuncia plantea que los custodios ingresaron al complejo Le Parc a las 11 de la mañana. El horario lo habían acordado con Nisman previamente, y se quedaron esperando al fiscal en la cochera de cortesía del edificio.

Como había pasado una hora del horario establecido, los agentes pensaron que el magistrado se había quedado dormido. Tras varias horas de espera, tocaron el timbre sin ningún tipo de respuesta. Al mediodía llamaron a la secretaria privada de Nisman y empezó entonces un cruce de comunicaciones desde el lobby del edificio del fiscal.

A las 16, los custodios volvieron a intentar entrar. Ante la imposibilidad de dar con el fiscal, decidieron llamar a su madre, Sara Garfunkel y pedirle que les abriera la puerta del departamento. Buscaban el código del ascensor principal. A las 20 estaban de vuelta, pero no pudieron entrar y pasó más de una hora hasta que llamaron al cerrajero. Recién a las 23:05, los custodios informaron a sus superiores que Nisman estaba muerto.

A partir de lo conocido en la causa de Fein, los agentes temían dar pasos en falso con Nisman: tenían una relación difícil. El jefe de estos policías, comisario Eduardo Soto, declaró ante Asuntos Internos que Nisman le había advertido que él se organizaría a sí mismo los movimientos y horarios de los uniformados que tenía asignados. Además, había rechazado que ellos informaran a sus superiores lo que hacía.