Las imágenes de Maaz al Kasasbeh ardiendo en una jaula inscriben una página más en la serie de horrores que los yihadistas del Estado Islámico se encargan de propagar para mostrar que son sanguinarios y están dispuestos a todo, enceguecidos por su fundamentalismo político-religioso.
La vara del terror ha sido elevada a niveles nunca vistos, y si hay alguien consciente de esa cuestión son las personas que manejan el aparato de comunicación yihadista. Un hecho lo demuestra: apenas diez minutos después de difundir el video, esa máquina de propaganda aleccionó a sus seguidores en la web con justificaciones para defender la brutalidad de la ejecución.
En Al Platform Media, la web que utilizan como centro de difusión, los comunicadores de ISIS titularon el post: "Maaz fue quemado vivo, debajo está la justificación islámica para este acto".
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Más allá de las razones que esgrimen, algo está claro: aun para quienes comparten una visión similar de la religión y, por lo tanto, están preparados para apoyar mutilaciones de miembros e incluso decapitaciones como castigos basados en mandatos religiosos, quemar viva a una persona está fuera de las reglas aceptadas.
La última frase del texto resume el objetivo que persigue: "Esto es lo que tienen que decir si debaten sobre estas acciones".
El planteo admite que "la gente se va a preguntar si esto está aprobado o no por la religión. Algunos pueden clamar que la religión no aprueba quemar viva a una persona, ni la sharia ni el sentido común".
La brutalidad del Estado islámico está condenada incluso en la sharia, la extrema ley musulmana
Sin embargo, rápidamente ensayan un giro para encontrar razones donde no las hay: "La mayoría de los expertos considera hoy que está bien quemar a la víctima".
Con esa simple observación, tratan de plantarse nada menos que frente al Corán y a los expertos en interpretarlo, que sostienen con firmeza lo contrario: "Esta islámicamente prohibido quemar a un ser humano, muerto o vivo", sentencia el Dr. Wael Shihab, especialista en estudios islámicos de la Universidad al Azhar. Se trata del centro de estudios del organismo sunita más importante del mundo.
"Nadie está autorizado a castigar con fuego, excepto el Creador (Dios) del fuego"
"Dice Alá (...): 'Quemar a un ser humano es ignorar con descaro el honor concedido a él o ella por deseo divino'", sostiene Shihab en onislam.com. Además señala claramente que "nadie está autorizado a castigar con fuego, excepto el Creador (Dios) del fuego", citando otra de las tradiciones del profeta (Abu Dawud, Sunan N° 2673). Es por esta razón que los musulmanes no reducen a cenizas los cuerpos de sus fallecidos. Tampoco los muertos pueden ser tocados por llamas terrenales.
En suma, lo que el Estado Islámico está haciendo al castigar con fuego a Maaz al Kasasbeh es, en términos religiosos, tomar el rol del mismo Alá, pasar por encima de su autoridad para aplicar el castigo que solamente Él puede aplicar.
El martirio de Kasasbeh, antes de ser incinerado
Cabe preguntarse entonces: ¿por qué el ISIS tomó la decisión de desafiar de manera tan radical a todo el mundo musulmán?
No está claro si la campaña de Twitter en la que varios seguidores del grupo terrorista sugerían diferentes métodos para asesinar al piloto tuvo algún tipo de peso en la decisión. Muchos creen que la evidente violación del Corán que han cometido se debe a que, en realidad, la mayoría de los yihadistas no lo ha leído y se rige por las interpretaciones que unos pocos cabecillas hacen de él.
El Corán, libro que cada corriente de la fe musulmana interpreta a su manera
El periodista francés Didier Francois, que estuvo secuestrado durante diez meses y conoció a James Foley, el norteamericano que inauguró la terrible secuencia de ejecuciones de rehenes que ISIS ha transformado en saga, sostiene que nunca vio un Corán en manos de sus captores. Y que las discusiones que tuvieron nunca fueron religiosas sino exclusivamente políticas.
De hecho, tanto Foley como Peter Kassig se habían convertido al islam. Y el Corán prohíbe también matar a un converso. Aun para los musulmanes que han apoyado el proyecto global de ISIS de establecer un califato que ocupe los antiguos territorios del Imperio Otomano, el asesinato de Kassig tendía un puente demasiado grande para seguir apoyando los métodos de los terroristas.
Ahora, la hoguera en la que se consumió el cuerpo de Al Kasasbeh agranda aún más la distancia entre el Estado Islámico y la mismísima sharia.