En el último año el sector manufacturero en su conjunto perdió gran parte del terreno ganado en el trienio previo, fenómeno que se reflejó no sólo en la disminución de la producción fabril de 2,5% según las estimaciones del Indec y más intensa en el caso de las mediciones privadas, sino peor aún en la quinta disminución trimestral consecutiva del empleo en comparación con similar período del año anterior, y la sexta continuada respecto de los tres meses previos.
Como se sabe, el despido de personal es el último recurso al que apelan las empresas, no sólo por razones de sensibilidad social, sino también por el alto costo invertido en capacitación. Previamente, optan por disminuir la intensidad laboral, esto es de la cantidad de horas efectivamente trabajadas en planta. En ese caso, el Indec registró también cinco trimestres consecutivos de disminución interanual, y cerró 2014 con un recorte de tres por ciento.
Una de las consecuencias de ese cuadro recesivo fue la pérdida de capacidad de las empresas de convalidar aumentos salariales acordes con el promedio de la economía y se alejaron sensiblemente de la tasa de inflación del 38% que se verificó el último año: subieron 28 por ciento.
Las horas trabajadas se contrajero tres por ciento por suspensiones periódicas
Manufacturas más tecnificadas y menos personal
La fuente oficial dio cuenta de que el "índice de obreros ocupados", con base 100 en 1997, descendió el último año a 96,7, constituyéndose en el peor nivel desde 2010 cuando se ubicó en 96,2 puntos.
El registro más alto por parte del Indec se alcanzó en el segundo trimestre de 2013 cuando alcanzó el récord en 16 años de 100,4 puntos.
Desde entonces, la intensificación de las restricciones de ventas de cambio a las empresas, sea para girar dividendos al exterior, en el caso de las filiales de sus casas matrices de algún lugar del planeta, sea para el pago de importaciones de insumos y partes necesarios para el proceso productivo, aún de bienes exportables, es decir generadores de divisas, provocó el enfriamiento de la actividad agregada, hasta llevarlas a un cuadro recesivo por exclusivo mérito de las políticas internas.
La recesión interna fue más intensa que la caída de las exportaciones
Habitualmente se intenta explicar la recesión por el contexto internacional, pero la prueba ácida de cotejar el comportamiento de las exportaciones y de la demanda interna, como en el caso emblemático del mercado automotor, se observa que las ventas a residentes cayeron más fuerte, en porcentaje y cantidad, que las destinadas al resto del mundo, incluyendo Brasil, el mayor comprador.
De ahí que un estudio de la Unión Industrial Argentina junto con la Organización Internacional del Trabajo consideró que "en 2011 se cortó el ciclo virtuoso de la recuperación del sector".
Las manufacturas ocupan menos personal que en 1997
Según la estadística del Indec, el empleo agregado en la industria se mantiene un 3,3 por ciento por debajo del nivel que tenía en 1997, pese a que en esos 16 años la población se incrementó en un 20 por ciento; mientras que las horas trabajadas cayeron en ese período más de 10 por ciento.
La contrapartida de la menor intensidad laboral en el sector manufacturero fue un apreciable crecimiento de la productividad laboral, producto de mejor rendimiento del personal, pero fundamentalmente del uso más intensivo de tecnologías prescindentes de mano de obra y mayor generación de producto.
Sobre 20 grandes ramas de actividad, el Indec registró en el último año destrucciones netas de empleo en 17. Las excepciones fueron la industria petrolera, por el impulso de YPF y Panamerican Energy, principalmente; los productores de minerales para la construcción y la fabricación de máquinas y equipos.
Mientras que respecto de 1997 sólo siete registran una dotación mayor: los fabricantes de alimentos y bebidas; refinadoras de petróleo; elaboradores de sustancias químicas; caucho y plástico, maquinaria y equipo; aparatos de radio, televisión y comunicaciones y fabricantes de equipo de transporte industrial.