Una competición tan prestigiosa como la NFL no puede dar margen a las sospechas de irregularidades. Es por eso que Tony Medlin, encargado del equipamiento de los Chicago Bears, tendrá que cancelar sus vacaciones y tomar un papel protagónico en el Super Bowl.
Será uno de los hombres más importante en la edición 49, que enfrenta a New England Patriots y Seattle Seahawks este domingo en Phoenix, Arizona. Medlin se encargará de controlar las 108 pelotas (cada equipo entrega 54) que se van a utilizar en el evento, entre las que se usarán en el partido y las que irán a parar a los compromisos benéficos.
La función de comisario de pelotas es inédita. La medida es consecuencia de las irregularidades detectadas en la final de la Conferencia Americana (AFC), en la que 11 de los 12 balones que proporcionaron los Patriots estaban menos hinfladas de lo que debían, según la normativa de la NFL.
Medlin, premiado en el año 2000 con el premio'Whitey Zimmerman al mejor encargado de equipamiento de la NFL, recibirá todos los balones y no será hasta tres horas antes del gran duelo que dejarán de estar bajo su custodia para que el árbitro, Bill Vinovich, los examine uno a uno.
Las normas dicen que cada balón debe tener una presión que va de las 12,5 a las 13,5 libras de aire (alrededor de seis kilos).
El vicepresidente de árbitros de la NFL, Dean Blandino, no quiere sorpresas desagradables. "Habrá más seguridad debido al ambiente en que nos encontramos para este partido. No habrá lugar a que haya ningún tipo de problema o sospecha", aseguró en una rueda de prensa.