El verano no parece ser tiempo de descanso para los delincuentes. En esta semana de enero que termina, hubo en el conurbano bonaerense al menos seis hechos de inseguridad que terminaron con víctimas fatales, entre las que se encuentra una menor de solo 4 años.
Cuatro de las seis muertes ocurrieron en entraderas, una modalidad que se repite cada vez con más frecuencia, y no solo en el Gran Buenos Aires.
La semana trágica de la inseguridad comenzó el domingo 25 en la ciudad de La Plata, con el asesinato de Alfredo Coppari (54), quien intentó evitar un asalto en su casa y recibió un balazo en la cara que le causó la muerte casi en el acto. Los delincuentes interceptaron al hijo de la víctima cuando llegaba a su casa del barrio de Tolosa, a bordo de un Ford Ka. Le pidieron las llaves del auto y de la casa. Al advertir lo que pasaba, su padre tiró con su arma desde el interior. Enseguida se desató un tiroteo, él recibió un proyectil en el pómulo derecho y murió.
El lunes 26, Briana López, una nena de cuatro años, murió baleada en el tórax por desconocidos que tirotearon el auto en el que se trasladaba junto a sus familiares, en un confuso episodio registrado en la localidad bonaerense de Gregorio de Laferrere, en el partido de La Matanza.
La pequeña viajaba en un automóvil, junto a su madre y sus tíos, oportunidad en la que su tío, quien conducía un Renault 9 con el que trabajaba de remisero, vio a varios sujetos subir rápidamente a un Peugeot 206 que salió a toda velocidad. El hombre, "por curiosidad", según declaró luego, salió a perseguirlos y colocó una sirena en el techo del vehículo. Los delincuentes que circulaban en el otro rodado comenzaron a efectuar disparos contra ellos. Uno de esos balazos dio en el pecho de Briana, que murió poco después.
Ese mismo día, Víctor Cardozo (52), un empleado textil, concurrió a una ferretería de la localidad de Moreno junto a un compañero para comprar materiales de trabajo. Iban a bordo de una camioneta Citroën Berlingo. Eran las cuatro de la tarde, por lo que el local se encontraba cerrado. Como no faltaba mucho para que volviera a abrir, decidieron esperar en la puerta. Fue en esas circunstancias cuando se acercaron dos delincuentes armados que los amenazaron y les pidieron que entregaran la camioneta. Cardozo, que estaba del lado del acompañante, se resistió y forcejeó con uno de los delincuentes. En medio de esa pelea, recibió un disparo en el abdomen. Los ladrones escaparon en la camioneta y los vecinos llamaron a una ambulancia para que asistieran a Cardozo, pero los médicos no pudieron salvarlo.
El martes 26, otras dos personas fueron asesinadas en distintos hechos de inseguridad. Marcelo Fabián Rodríguez (45), fue víctima de una entradera en su casa de Villa Tesei, partido de Hurlingham. Allí, cerca de las 22, tres delincuentes armados entraron al domicilio cuando Fabián cocinaba la cena, y lo mataron delante de su esposa y sus cinco hijos.
La secuencia pudo verla uno de los chicos y se la relató a su mamá. Rodríguez quiso evitar que uno de los delincuentes se metiera en un cuarto donde estaban algunos de sus hijos. Lo tomó del brazo, ambos forcejearon, y el ladrón le disparó a quemarropa.
También el martes, pero en Lavallol, partido de Lomas de Zamora, un policía de la Federal fue ultimado de un tiro en la cabeza frente a su casa. Miguel Ángel Carabetta, de 36 años, se encontraba a bordo de su auto, un Honda Civic, cuando tres delincuentes lo sorprendieron en la medianoche y le pidieron que se bajara del coche. Carabetta se resistió y comenzó un intercambio de disparos, hasta que una de las balas dio en la cabeza del cabo, quien cayó sin vida.
Ayer jueves, la seguidilla de homicidios ocurridos en el marco de un asalto continuó con la muerte de Sebastián Cid, de 37 años, un joyero que quiso evitar que tres ladrones armados asaltaran su domicilio, ubicado en Acassuso, partido de San Isidro.
Cid, preocupado por su familia, que se encontraba en el piso superior de la vivienda, tomó un arma que se guardaba en un mueble cercano a la puerta y quiso defenderse, por lo que comenzó un tiroteo, tras el cual resultaron heridos el propio dueño de casa y uno de los delincuentes.
Rápidamente los malvivientes cargaron al cómplice en la camioneta donde dos personas los esperaban y emprendieron su huida. Pese a la intervención del servicio de salud, Cid, esposo de una reconocida prosecretaria de una fiscalía, quien está embarazada, falleció camino al hospital de San Isidro.