María Concepción, de 28 años, está buscando con desesperación a sus sobrinas, unas gemelas que nacieron hace una semana. "Estaban en una incubadora y después de la explosión no hemos vuelto a saber nada de ellas", explicaba aferrada a la puerta del hospital Ernesto Cabrera de México DF, donde están ingresados nueve adultos y seis bebés que resultaron heridos en la explosión de gas que ocurrió este jueves en un hospital materno-infantil.
La enfermera general Lilia Gutiérrez, de 55 años, estaba ahí y su marido, Rodolfo Ramírez, necesita con urgencia saber dónde está. La mujer entró a trabajar esta mañana a las 7, pocos minutos antes de la explosión. Según el diario español El País, Rodolfo lloraba y pedía a los medios que ayudaran a buscar a su esposa. Su hija, al otro lado del teléfono, le sugería que volviera a la casa: "Vente con cuidado, te necesito aquí, papá".
Miguel, de 31 años, espera en la entrada con taquicardias. Ruega a la seguridad del hospital que le deje pasar a ver a su esposa y a su bebé, Manu, nacido el martes por la tarde. "La felicidad y después esto", lamenta. Los responsables del hospital le dicen que se tranquilice, que su mujer y su hijo están estables. Miguel viste pantalones cortos, camiseta y gorra. Le dicen que debe cambiarse de ropa -una más formal- para entrar en el hospital.
Dora Flores recibió una buena noticia y otra muy mala: su hermana está hospitalizada, pero la hija que tuvo de madrugada, su sobrina, no aparece por ningún lado. "¿Cómo dejan entrar una pipa cargada de gas en un sitio de bebés? No me lo puedo creer", dice Dora.
El alcalde de México DF, Miguel Ángel Mancera, corrigió la cifra oficial de víctimas confirmadas y declaró que en la explosión fallecieron 2 personas, una mujer y un bebé, y 66 personas resultaron heridas, 22 en estado grave. La deflagración se produjo a las 7:15 durante la carga de gas del centro sanitario, en la zona de cocinas, situada junto a urgencias.