La coalición de izquierda Syriza, liderada por Alexis Tsipras, ganó el domingo las elecciones legislativas en Grecia, con el 36,34% de los votos. Syriza obtendría 149 escaños, quedando a solo dos bancas de obtener la mayoría absoluta en el Parlamento.
Los conservadores de Nueva Democracia, el partido del primer ministro Andonis Samarás, obtuvieron un 28,1% de los votos, lo que supone 77 escaños, mientras que el tercer lugar lo ocupan los neonazis de Amanecer Dorado, con un 6,3% de los sufragios y 17 escaños.
Grecia "ha dejado atrás la desastrosa austeridad" y "se acabó la troika", dijo hoy Tsipras, tras la victoria de su partido en las elecciones legislativas. "El veredicto de nuestro pueblo significa que se acabó la troika", agregó.
Tras conocerse estos sondeos, una explosión de alegría estalló en la sede de la campaña electoral del partido austeridad, en pleno centro de Atenas. Nueva Democracia admitió que Syriza es "la primera fuerza política del país", aunque precisó que las encuestas a pie de urna "no son resultados".
Nueva Democracia admitió que Syriza es "la primera fuerza política del país"Un análisis político a priori permite afirmar que los griegos rechazaron la política de austeridad impuesta por la Unión Europea. Los socios europeos de Grecia, preocupados por la intención de Syriza de renegociar la enorme deuda griega y de desafiar los programas de austeridad impuestos por Bruselas, siguieron de muy cerca estos comicios legislativos.
Antes del cierre de la votación, el líder de la formación de izquierda española Podemos, Pablo Iglesias, dijo en la ciudad española de Valencia (este): "¡Comienza la esperanza, termina el miedo!. Syriza, Podemos, venceremos".
Con este resultado, los griegos castigan al gobierno de Samarás, quien tuvo que aplicar las reformas impuestas por los acreedores de Grecia, -la UE y Fondo Monetario Internacional (FMI)-, a cambio de 240.000 millones de euros prestados al país desde 2010.
Pero estas reformas pasaron factura a la población, víctima de una tasa de desempleo del 25% y de drásticas reducciones salariales. En los últimos cinco años, el Producto Interno Bruto griego ha perdido un cuarto de su valor.
Durante la campaña, Alexis Tsipras anunció la adopción de medidas inmediatas, como un aumento del salario mínimo de 580 a 751 euros, si lograba formar gobierno y advirtió de que no se contentaría con una simple reestructuración de la deuda, que alcanza el 175% del PIB griego (más de 300.000 millones de euros).
Así, el líder de Syriza busca una importante reducción de esta deuda, en la línea de las concesiones acordadas a Alemania tras la Segunda Guerra Mundial. Este anuncio preocupa a los mercados financieros, a pesar de que ni Tsipras ni nadie quiere una salida de Grecia de la zona euro.
Los electores griegos, a menudo desconfiados, optaron así por votar por un partido al que Samarás intentó desacreditar durante la campaña, asegurando que transformaría Grecia en Venezuela o en Corea del Norte.