Más de 46 millones de brasileños tienen problemas para acceder al agua por la sequía

El número representa a un cuarto de la población total del gigante sudamericano. Las tres mayores regiones del país -San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte- están en estado de alerta por la crisis hídrica

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 Reuters 163
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Dos informes similares, uno del diario Folha de San Pablo y otro de O Globo de Río de Janeiro, abrieron la primera página de esos periódicos y ambos coincidieron en que entre 46 millones y 48 millones de personas, un cuarto de la población de Brasil, comienzan a sentir los efectos de la falta de agua y corren el riesgo de racionamiento de energía eléctrica.

Según Folha, las regiones metropolitanas de San Pablo, Río de Janeiro y Belo Horizonte -las tres mayores del país-, la de Campinas (en el estado de San Pablo) y Recife, capital de Pernambuco (noreste), están en estado de "alerta".

El estado de San Pablo, el más rico y poblado del país, pasa por la más grave crisis hídrica desde 1930 y el sistema de embalses de la Cantareira, que abastece 6,5 millones de personas (un tercio de la región metropolitana de la capital regional) opera con un poco más del 5% de su capacidad.

El reservorio usa desde noviembre pasado la segunda cota del llamado "volumen muerto", una reserva técnica del embalse, y según diferentes proyecciones su sequía total está prevista entre marzo y septiembre, dependiendo de las lluvias.

La capital paulista ha registrado en el año tres veces una temperatura récord para la ciudad, superando los 35 grados centígrados, pero con una sensación térmica por encima de los 40 grados.

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Esa situación contrasta con los daños causados por las lluvias de verano que aparecen fugazmente al final de la tarde, pero cuya fuerza es suficiente para derribar árboles, causar inundaciones y provocar tormentas eléctricas con granizo.

En lo que va del año, al menos seis personas murieron en el estado paulista víctimas de rayos, unos 1.000 árboles han caído en la capital regional y decenas de vehículos y casas han sido destruidos por los temporales.

En Río de Janeiro, cuyo suministro de agua depende de varios embalses del vecino estado de San Pablo, las autoridades intensificaron las campañas de ahorro de agua y también estudian medidas para castigar el desperdicio, como fueron aplicadas por el Gobierno paulista.

El estado de Minas Gerais, cuya capital es Belo Horizonte y que también está en la región sureste, la más afectada por la falta de lluvias, tiene igualmente sus reservorios en un "nivel crítico" de volumen, muchos de ellos sin recibir lluvias hace más de un mes.

El gobierno de Rousseff reconoce que Brasil enfrentará "grandes problemas"

En el noreste, una región árida y acostumbrada con la sequía, la situación se agrava ahora más con la proximidad del Carnaval, que se celebrará en todo el país entre el 13 y el 18 de febrero y que atrae un importante número de turistas de otros lugares del país y del extranjero.

Recife, por ejemplo, tiene un 40% de su población con problemas de suministro de agua y para evitar una falta del líquido en la época del Carnaval en esa ciudad y en el vecino y turístico municipio de Olinda, las autoridades comenzaron a realizar un racionamiento escalado.

Según O Globo, 936 de los 1.265 municipios del sureste y noreste que se declararon en situación de emergencia en 2014 mantienen esa alerta. La sequía tiene también en alerta al país sobre el suministro de energía y aunque el gobierno de Dilma Rousseff niega la posibilidad de racionamiento eléctrico, ya el ministro del sector, Eduardo Braga, reconoció que por debajo de un 10% en el nivel de las presas, Brasil enfrentará "grandes problemas".

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