"El narcotráfico encontró en Argentina un verdadero paraíso para operar"

El reconocido periodista Gustavo Sierra habló con Infobae sobre su más reciente libro "Sinaloa-Medellín-Rosario", una reveladora investigación sobre la ruta de la droga en América Latina. "El entramado de corrupción estatal les permite funcionar", aseguró

100 mil muertos y 20 mil desparecidos en México. 6500 armerías en la frontera entre ese país y los Estados Unidos que alimentan cuatro carteles y 600 pandillas que operan a uno y otro lado. Un país, Argentina, que recibe 18 veces más cantidad de efedrina que la que necesita su industria farmacéutica. Una Ciudad, Medellín, en la que hubo 23 mil asesinatos en cinco años. Un empresario mexicano de origen chino descubierto con 205,6 millones de dólares en efectivo. 450 mil mexicanos que trabajan en forma directa para el narcotráfico producen cada año 16.000 toneladas de marihuana y 18 de heroína y trasladan 300 toneladas provenientes de Colombia. Un laboratorio para depurar pasta base y convertirla en cocaína montado en una casa rodante en la localidad de Funes en el Gran Rosario por un Walter White argentino que escapó de Santa Cruz y construyó su módica fortuna de 40 propiedades y 24 autos. Un capo narco colombiano al que la justicia le incautó 205 bienes valuados en 600 millones de dólares.

Estas son algunas de las cifras sobre el millonario negocio de la droga que Gustavo Sierra aporta en su último libro "Sinaloa - Medellín - Rosario. Argentina, la nueva meca de los carteles mexicanos y colombianos", que Planeta publicó en las últimas semanas. El periodista y corresponsal de guerra trazó un recorrido que -sostiene- es el del narcotráfico: estuvo en Sinaloa, pasó por Medellín, bajó por Perú y Bolivia e ingresó a la Argentina por Salta hasta llegar a Rosario.

Sierra visitó la redacción de Infobae y detalló las características que tiene el narcotráfico trasnacional y cómo y por qué se está afincando en Argentina.

Es así, el narco es global, es una organización que tiene presencia en todo el mundo. El cartel de Sinaloa tiene actividades en 85 países. En el libro intento desentrañar como entraron en Argentina. No es que la eligieron porque la Argentina como tal haya sido señalada o desde la Argentina se los llamó, sino que coincidieron cosas: la necesidad de esa trasnacionalización de los negocios que necesitaban nuevos mercados y nuevas salidas de los grandes cargamentos, particularmente de los grupos mexicanos y colombianos que están trabajando íntimamente ligados en estas grandes operaciones internacionales y se encontraron con un país muy fácil desde el punto de vista de la represión o desde el punto de vista legal para operar. Vinieron aquí, en principio, en busca de la efedrina que necesitaban para un nuevo mercado extraordinario que se les abría en Estados Unidos con las drogas sintéticas. Dentro de la narcoguerra que lanzó el Presidente Calderón en México, y que tiene cien mil muertos y veinte mil desparecidos, tuvo un momento en que se dan cuenta y prohíben toda importación a México y entonces van a buscarla al lugar en donde les era más fácil y eso era Argentina, que pasó de importar una tonelada y media que necesitaba la industria local, a cuarenta toneladas de un año para el otro.

Eso por un lado, pero además vienen acá y ven dos cosas fundamentales: puertos de salida hacia Europa en el Paraná en donde había organizaciones delictivas locales que podían darle toda la infraestructura y, al mismo tiempo, particularmente los colombianos, encontraron que era un lugar seguro para la retaguardia, para traer aquí a la familia y que puedan estar en los countries en los alrededores de Rosario, Buenos Aires o Córdoba. Encontraron un verdadero paraíso para operar y están operando.

Esas mismas cosas se podrían encontrar en otros países pero ¿por qué la Argentina? Por el hecho de que no hay mayores consecuencias. En el sentido que están operando y pueden operar y tienen infraestructura local que les permite funcionar y sobre todo porque hay un entramado de corrupción sin el cual es imposible que opere el narcotráfico. Necesitan ese entramado de corrupción. Es una mezcla de diversas cosas: primero obviamente tiene que haber corrupción en el Estado, es imposible que operen si el gobierno de turno no tiene elementos de corrupción y eso no quiere decir que el gobierno de turno esté íntimamente ligado, con que algunos funcionarios hagan la vista gorda ya es más que suficiente. Al mismo tiempo, la enorme corrupción en las Policías estatales y locales o simplemente un testaferro que haga transcurrir el dinero de una punta a la otra a través de una cuenta o los aviones que vienen desde Bolivia y los largan a campos en Santiago del Estero o en Salta y ahí el dueño del campo no sabe nada. Esas pequeñas corruptelas son las que le permiten a este entramado operar.

Creo que sí, fue el primero. Vino a buscar la posibilidad de hacer nuevos negocios. Entre Argentina, Chile y Uruguay operó en ese momento, después la familia de Escobar Gaviria que vive en Argentina desde hace veinte años. Hay un dato: los tres grandes capos del narcotráfico colombiano atrapados en los últimos años fueron atrapados en Buenos Aires.

La gran diferencia es que los talibanes todavía tienen un concepto político de la organización y necesitan de que sus voceros dén su posición, en cambio los narcos son lúmpenes totales y absolutos que sólo operan a través de la asociación mafiosa y el terror. En ese sentido, son terroristas comparados con los de los grandes grupos terroristas operando en el mundo en este momento. Sé de muy pocas oportunidades, una para la revista Proceso con su mítico director recientemente fallecido, que logró entrevistar a un capo de uno de los carteles. Además, los periodistas que se han acercado perdieron la vida. En México murieron 65 periodistas que cubrieron el narcotráfico, sobre todo en los medios más pequeños del interior, que están muy desprotegidos.

Le advierte a los políticos de la narcopolítica. Fíjate lo que ocurrió en México con los 43 estudiantes. Un alcade de un pueblo que esa tarde iba a proclamar a su esposa como su sucesora entiende que unos estudiantes que venían de una escuela rural a pedir mayor presupuesto iban a boicotear ese gran acto que él tenía preparado y manda a los que son sus amigos, llama a la Policía y la Policía a los sicarios de los narcos de Guerreros Unidos y uno de los máximas líderes de Guerreros Unidos era esa esposa que iba a ser proclamada esa tarde y termina en una tragedia terrible con la muerte y desaparición de los restos de 42 de los 43 estudiantes. Esto ha partido en dos al gobierno de Peña Nieto, que había liderado reformas económicas importantes pero había querido poner entre paréntesis el grave problema del narcotráfico. Lo había ninguneado de alguna manera y termina como un boomerang que le golpea la cara y lo deja muy mal desde el punto de vista político. En Argentina creo que este nivel todavía no ha llegado pero está ahí, agazapado y está intentando operar y lo que Buscaglia dice es hagan algo ya, revélense contra ese dinero fácil del narcotráfico porque las consecuencias pueden ser terribles. El narcotráfico siempre va a marcar a través del terror y la muerte.

Es precisamente así. La mafia es entrar a una organización de por vida y esa vida puede ser muy corta. Los grandes capos que no han perdido la vida terminan entregándose, especialmente en la Justicia de Estados Unidos. Los que se entregan en México o en Colombia continúan operando desde las cárceles, los que van a Estados Unidos van a cárceles de máxima seguridad, entregan a sus colegas y terminan siendo unos parias que van a terminar muriendo en las cárceles.

La primera razón es por los puertos, pero la razón más importantes es el boom económico de la soja y de la salida de los granos. Ese boom económico tiene otra arista que es la facilidad para operar dentro de un mercado negro. Alguna fuente me dijo que el 38% de las exportaciones que se realizan en los puertos de Rosario es en negro. Es decir, ahí estos grupos pueden operar perfectamente y lavar su dinero. Por ejemplo, sabemos que hubo un boom extraordinario del mercado inmobiliario y, a su vez tiene un elemento fundamental: un bolsón de pobreza a su alrededor enorme de cientos de miles de chicos que no estudian ni trabajan y que pertenecen a una tercera generación de familias sin cultura de trabajo. Esto que no es sólo privativo de Rosario, sino un problema argentino que se da en todas las grandes ciudades. Es un bolsón de pobreza muy duro que lleva a los chicos que no tienen ninguna otra alternativa en sus vidas a buscar otra salida y esa salida se la da el narcotráfico de dos maneras: o los reclutan como soldaditos o sicarios o son consumidores.

Esto hace un combo muy grande y muy particular que te lleva a hacer ese camino que hago en el libro. Desde México con el cartel de Sinaloa, que fueron los primeros y siguen siendo los más organizados y más poderosos, siguiendo por Colombia con los pequeños carteles que siguen operando alrededor de la ciudad de Medellín, la producción de pasta base que se realiza en Perú, que hoy es el mayor productor de coca en el mundo, la refinación de esta pasta base en las cocinas en los alrededores de Santa Cruz de la Sierra, pasan por ahí con avionetas o a través de los bagalleros, pasa a la ruta 34 y llega a ese Rosario. Rosario que vive el segundo gran boom económico que ya vivió hace un siglo atrás con la primera exportación de granos a Europa y que trajo una gran prosperidad a la ciudad y también una ola de violencia con Chicho Grande, Chicho Chico, la mafia siciliana enquistada allí, una mafia judía que traía chicas del centro de Europa para trabajar en los prostíbulos alrededor del puerto. Rosario tiene una historia y todas las características que necesita el narcotráfico.

El lavado de dinero empieza particularmente en la construcción, en los hoteles, en los servicios en general y tiene una arista que va al fútbol. Sabemos de decenas y decenas de chicos muy jóvenes de las divisiones inferiores de clubes muy pequeños que son contratados en México o en transacciones trianguladas. Sabemos que hay mucho dinero en el fútbol de México y de Colombia y hacen negocios con chicos muy chicos que los envían a Europa. Ese dinero también se lava en Europa y el fútbol siempre ha servido para eso. Es uno de los grandes negocios que hay en el mundo y el dinero del narcotráfico está metido ahí.

Sí, inventó un club en conexión con España y esto nos lleva a una arista que son las barras bravas. Las barras de Newells y de Rosario Central están íntimamente ligadas al narcotráfico. Lo ves en los barrios. Y esto lleva a otro punto y es como la cultura narco está entrando en esos barrios a través de la religiosidad popular.

En cierta manera cuándo empezaba a escribir el libro estaba viendo la serie y todo eso te dispara ideas o imágenes que yo había visto en México o en Colombia. Ellos mismos empiezan a incluir toda esa pata mexicana. Hay en esto que podemos llamar Amexica, que es entre Estados Unidos y México una franja muy grande de territorio en donde la operación de los narcos mexicanos ocupa toda esa franja, las frontera no les impide nada, tanto que tienen del lado estadounidense organizaciones muy grandes, tanto cuando trasladan gente como estupefacientes de un lado para el otro. Ellos tienen un lugar como Houston que es un centro en donde concentran negocios y desde ahí los expanden al este y al oeste. Estados Unidos es el mayor consumidor y por eso es el gran mercado, la gran meca para estos carteles mexicanos y colombianos y, al mismo tiempo, es el lugar de operaciones. Ya se están trasladando ahí y por eso hay una enorme preocupación en Estados Unidos.