Propuesta para que el peronismo dé un paso al costado en el Congreso y se pueda investigar

La oposición reclama una Comisión Bicameral para indagar la muerte de Nisman y las negociaciones kirchneristas con Irán. En el propio PJ hay preocupación por el crecimiento de los servicios de inteligencia

Martín Rosenzveig 162

"La verdad duele. Pero ningún otro gobierno de la democracia invirtió tanto tiempo y presupuesto en tener servicios para hacer inteligencia interna. Y nosotros se lo hemos permitido". El que habla es un dirigente del PJ que formó parte de la foto que el Gobierno buscó desesperadamente concretar para mostrar el respaldo del partido de gobierno que no gobierna, pero garantiza la estabilidad en momentos de crisis institucional. Los Kirchner solo acuden a él cuando se sienten en riesgo. Esta semana fue el caso. Mansamente, todos acudieron. Nadie va a sacar los pies del plato. Aunque ahora hablan de otro modo, con una preocupación nueva.

?"Lo permitimos y lo sufrimos", dice el hombre que reconoce que es parte del problema. "Nos acostumbramos a vivir con los teléfonos nuestros y de nuestro círculo íntimo pinchados, con intervención de correos electrónicos, con seguimientos de nuestros pasos y los de nuestra familia, saben con quién discutimos y con quién nos acostamos. Cada uno de nosotros es un miserable punto en un sistema que no sabemos a quién responde, y que parece estar absolutamente descontrolado".

?Agrega: "Sé de casos de compañeros que fueron espiados con miras telescópicas dirigidas a los comedores de su vivienda familiar, para conocer también esas conversaciones. O el de la ex pareja de otro, que fue obligada a poner una solicitada diciendo que no tenía relación sentimental con ese susodicho para que la dejaran de perseguir. Así nos fueron domesticando. Es muy poco lo que pudimos hacer. Salvo tener algún que otro gesto de dignidad de vez en cuando, con el que pudimos salvar a alguien de la guillotina. Vivimos en un estado de terror, pero no me hago la víctima. Lo aceptamos para seguir formando parte del sistema."

?Efectivamente, son innumerables los testimonios que hablan de la obsesión de Néstor Kirchner por armarse de un fenomenal aparato de inteligencia del Estado, con el que tener controlados a amigos y enemigos, periodistas y empresarios, dirigentes oficialistas y opositores, líderes sociales y hasta consultores económicos. Dedicaba horas al asunto. Se conoce desde años el placer que le generaba recibir la información que Francisco "Pacho" Larcher le entregaba diariamente en una carpetita con desgrabaciones de teléfonos intervenidos y el gusto por invertir su tiempo, además, en escuchar esos audios. Quería saber exactamente el tono de esas conversaciones, la impronta de esos diálogos, traducir los silencios y hasta los suspiros.

Con los años, el Gobierno acumuló 7 organismos de inteligencia

?Para una personalidad paranoica como la del ex presidente, esa información secreta –en muchos casos, solo íntima, con nulas consecuencias políticas– eran como darle cocaína a un adicto: quería más. Así, la inteligencia estatal se fue transformando en estos 12 años en un gigantesco aparato integrado por 7 organismos que no sólo carecen de coordinación, sino que tienen dramáticas disputas internas fomentadas, por supuesto, desde la cabeza misma del poder, para evitar que ninguno mande sobre los otros, bajo el consabido precepto del "divide para reinar", implementado en todas las oficinas del Estado.

?La Secretaría de Inteligencia, la fortalecida Dirección de Inteligencia del Ejército (con dos centrales de inteligencia, el destacamento 601, cuatro batallones, ocho compañías y quince escuadrones y secciones), la de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA), la inteligencia de Prefectura, la de Gendarmería, la de Policía Federal, la de la Secretaría de Seguridad, recibieron presupuestos inéditos en la historia, recursos humanos y tecnológicos ultrasofisticados, y la ausencia absoluta de control por fuera de la cabeza del Ejecutivo. Pero no pudieron saber si Sergio Massa se presentaba con lista propia en octubre del 2013. Tampoco evitar que el fiscal a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Alberto Nisman/a sea asesinado.

?Hoy podrán victimizarse, y mandar a los debates televisivos a jóvenes inexpertos y ansiosos por trepar en la escala del poder a hablar de la "deuda de la democracia en materia de servicios de inteligencia", pero lo que está a la vista es el perverso mecanismo de control político creado por los gobiernos kirchneristas para dominar a políticos, jueces, empresarios, periodistas.

?Frente a esto, ¿qué puede hacer el partido de gobierno, el peronismo, que no gobierna, porque el Gobierno no se lo permite? Absolutamente nada. No tuvo la capacidad de ponerle límites antes. Tampoco muestra interés por hacerlo ahora.

?El viernes, el bloque de senadores de la UCR ingresó un proyecto para crear una comisión bicameral investigadora de las negociaciones oficiales y paralelas realizadas por la Cancillería argentina –o cualquier otro organismo del Estado– para realizar el Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán; las denuncias del fiscal federal para la causa AMIA en torno a los compromisos de impunidad a los acusados que ofreció el gobierno argentino; y la muerte de Alberto Nisman, las circunstancias en las cuales se encontró el cuerpo sin vida, los detalles de los acontecimientos y la actuación de las fuerzas de seguridad intervinientes.

La UCR pide una comisión investigadora con mayoría opositora

?"Es inaceptable que vuelven a haber muertos por cuestiones políticas", dice el proyecto firmado por Gerardo Morales, Ernesto Sanz, Laura Montero, Mario Cimadevilla, Juan Carlos Marino, María Teresita Borello y Silvia Elías de Pérez. "La democracia argentina está intoxicada de impunidad. Este gobierno dio todos los pasos para tener una Justicia adicta. La muerte de Nisman es un durísimo golpe a la Justicia independiente y a las garantías constitucionales y trae todavía mayores sospechas sobre el Estado y el Gobierno", se afirma en sus fundamentos. Por eso, "si esta muerte no se resuelve, si la investigación que llevaba Nisman queda en la nada, la democracia quedará tambaleando".

?Lo normal es que un proyecto de estas características caiga bajo el saco del imperativo kirchnerista, que manda "no dejarle la iniciativa a la oposición en ningún caso" y "no contestar jamás un pedido de informes de la oposición". O peor. Que suceda como en 1949, cuando el presidente del bloque opositor, Arturo Frondizi, y otros legisladores radicales, al denunciar torturas a dirigentes políticos y sindicales durante el gobierno peronista propusieran una comisión investigadora, que efectivamente se aprobó. Fue la Comisión Bicameral Investigadora de Actividades Antiargentinas, tristemente conocida como Comisión Visca-Decker, que tuvo todo el respaldo del Ejecutivo para perseguir medios de comunicación, periodistas y dirigentes opositores.

?Para evitar viejos errores, para ayudar a la democracia a salir de este atolladero, los senadores radicales proponen que la Comisión Bicameral esté integrada por nueve diputados nacionales y nueve senadores nacionales, designados por el Presidente de cada Cámara en proporción a la representación política de cada una, y que cinco de esos miembros sean de bloques de la oposición y cuatro del bloque oficialista. Además, que sea presidida por un miembro del bloque de la oposición con mayor número de integrantes. Lo que proponen es una Comisión Bicameral controlada por la oposición.

?Si la Presidenta acepta dar este paso, a contramano de lo que han sido sus gobiernos y el de su esposo, estará mostrando una voluntad inédita para reparar las instituciones que ella misma se encargó de dañar. Si ella no lo acepta, el peronismo de ambas Cámaras puede rebelarse ante la obediencia debida a la que estuvieron sometidos, y ser el puente para que la oposición demuestre si está a la altura de las circunstancias, y llegue a la verdad que necesitamos en la Argentina. Si nada de eso sucede, se habrá perdido otra oportunidad. Pero quedará, todavía más claro, que el peronismo se transformó en cómplice del actual estado de cosas, corrompido y putrefacto.