El papa Francisco se trasladó a la localidad de Tacloban, Filipinas, a pesar de la amenaza de una tormenta tropical, que se desplaza hacia la zona con vientos de sostenidos de 100 kilómetros por hora y ráfagas de 130.
El principal objetivo de su visita a la ciudad era consolar a las miles de víctimas del tifón Haiyan, que arrasó Tacloban en noviembre de 2013. "Tantos de ustedes han perdido todo. No sé que decirles. No tengo palabras. Él (Señor) sí sabe que decirles. Tantos de ustedes han perdido la familia y yo sólo puedo guardar silencio. Sólo se les puede acompañar en silencio", dijo emocionado durante la misa que ofició en el aeropuerto.
Después de la oración, se trasladó a la residencia del arzobispo de la cercana localidad de Palo, John F.Du, donde almorzaró con 30 familiares de víctimas de esa catástrofe.
El pontífice también tenía previsto inaugurar el "Centro Papa Francisco para los pobres" en Palo, un complejo, aún en construcción que dará cobijo a huérfanos, ancianos y enfermos, y que ha sido financiado en parte por el Pontificio Consejo "Cor Unum", pero finalmente, debido al mal clima, sólo lo pudo bendecir desde el papamovil.
Francisco dejó Tacloban cuatro horas antes de lo previsto por el mal clima, y ahora se dirige a Manila, donde este domingo ofrecerá una misa multitudinaria.
El Papa, al que los filipinos han dado el cariñoso apodo de "Lolo Kiko" (Abuelo Kiko), llegó el jueves al país con mayor número de católicos de Asia, donde fue recibido por multitud de ciudadanos.
Esta visita es la primera a Filipinas que realiza un pontífice desde hace 20 años, después de que Juan Pablo II viajara al país en enero de 1995 y donde también fue recibido por millones de personas.