Francisco: "Ya no podemos esperar para resolver las causas estructurales de la pobreza"

En una entrevista sobre su visión de la economía, el Papa pidió avanzar hacia un sistema más humano y ético. "El Evangelio no condena a los ricos, sino la idolatría de la riqueza", aclaró

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La prédica por los pobres y el reclamo para que haya un giro hacia una economía más justa le valieron al papa Francisco acusaciones de "marxista", "comunista" y "pauperista". Para ahondar en su pensamiento económico, los vaticanistas Andrea Tornielli y Giacomo Galeazzi escribieron el libro Papa Francisco. Esta economía mata. Para su trabajo, que será publicado este martes en Italia, tuvieron una entrevista privada con el Sumo Pontífice a fines del año pasado.

"Reconozco que la globalización ha ayudado a muchas personas a salir de la pobreza, pero ha condenado a muchas otras a morir de hambre. Es cierto que, en términos absolutos, aumentó la riqueza mundial, pero este sistema se mantiene con esa 'cultura del descarte' de la que ya he hablado en varias ocasiones. Existen una política, una sociología y una actitud del descarte", analizó Francisco.

El Papa agregó que todavía "estamos a tiempo" de detener los cambios y virar hacia un sistema más justo: "Cuando ya no es el hombre, sino el dinero, lo que ocupa el centro del sistema, cuando el dinero se convierte en un ídolo, los hombres y las mujeres son reducidos a meros instrumentos de un sistema social y económico caracterizado, es más, dominado por profundos desequilibrios. Y así se "descarta" lo que no le sirve a esta lógica: es esa actitud la que descarta a los niños y a los ancianos, y que ahora también afecta a los jóvenes. Me impresionó saber que en los países desarrollados hay muchos millones de jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo. A veces me pregunto cuál será el próximo descarte"

En el reportaje que fue publicado este domingo en simultáneo por La Stampa, The Vatican Insider y el diario La Nación, entre otros, Francisco se mostró "convencido" de la necesidad de que haya hombres y mujeres que "se comprometan a todos los niveles, en la sociedad, en la política, en las instituciones y en la economía, poniendo en el centro el bien común".

"Ya no podemos esperar para resolver las causas estructurales de la pobreza, para curar a nuestras sociedades de una enfermedad que sólo puede llevarnos hacia nuevas crisis", advirtió.

Sus constantes alusiones a la pobreza le valieron a Francisco la acusación de "pauperista". Pero fue él mismo quien se encargó de despegarse de ese mote: "El pauperismo es una caricatura del Evangelio y de la misma pobreza. En cambio, San Francisco nos ayudó a descubrir el vínculo profundo que hay entre la pobreza y el camino evangélico. Jesús afirma que no se puede servir a dos amos, a Dios y a las riquezas. ¿Es pauperismo? La pobreza aleja de la idolatría, del sentirse autosuficientes. Zaqueo, después de haberse cruzado con la mirada misericordiosa de Jesús, dio la mitad de lo que tenía a los pobres".

"El del Evangelio es un mensaje que va dirigido a todos, el Evangelio no condena a los ricos, sino la idolatría de la riqueza, esa idolatría que nos hace insensibles al grito del pobre. Jesús dijo que, antes de ofrecer nuestro don ante el altar, debemos reconciliarnos con nuestro hermano, para estar en paz con él. Creo que podemos, por analogía, extender esta petición al estar en paz con nuestros hermanos pobres", concluyó.

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