La pesada herencia que Axel Kicillof le dejará al próximo presidente

Un reconocido consultor de empresas y de políticos les acercó a los principales candidatos un panorama sobre los severos desequilibrios que deberán revertir a partir del 10 de diciembre

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El atraso del tipo de
El atraso del tipo de cambio es el más significativo desde fines de 1978 a mayo de 1981 162

A menos de un mes de las elecciones nacionales uno de los economistas más consultados por la City les presentó a los máximos candidatos para asumir la presidencia de la nación los posibles escenarios que proyecta según gane el oficialismo, o alguno de la oposición, aunque con un punto de partida común y muy complejo, tanto por el cambio del contexto internacional, como por las desequilibrios generados en el orden interno por la política que sigue el ministro Axel Kicillof desde que a fines de octubre de 2011, cuando era viceministro, impulsó y agudizó el cepo cambiario, de acuerdo con el informe completo al que tuvo acceso Infobae.

En lo doméstico, el trabajo resalta:

1. La actividad productiva y comercial se ha resentido desde el comienzo del tercer trimestre, por el aumento de la demanda de dólares por parte de una fracción de la población y las empresas, porque debilitó el consumo y forzó mayores controles sobre las importaciones, principalmente de insumos claves para el proceso productivo;

La demanda de dólares debilitó el consumo

2. Se agudizó la tensión en el mercado de cambios, al no resultar efectiva las ventas millonarias de dólares por parte del Banco Central, perdiendo reservas, porque la brecha entre el tipo de cambio libre y el oficial se amplió al 70%, y en los próximos días deberá destinar unos USD7.000 millones para pagar el vencimiento del Boden15 y un título de la provincia de Buenos Aires. Para peor, el ministro Kicillof, sorprendió al mercado con la intervención en el mercado de los fondos comunes de inversión, violando derechos de propiedad, con el objeto no logrado de baja la cotización implícita en el contado con liquidación, justo en el momento en que el candidato Daniel Scioli buscaba generar confianza con el anuncio de que buscará atraer inversiones por USD30.000 millones por año.

3. Inconsistencia de la política económica, porque alimenta el exceso de pesos para financiar un déficit fiscal que se proyecta a más de 6% del PBI, mientras que se reducen las reservas en divisas del Banco Central y se atrasa el tipo de cambio oficial a niveles comparables con el que se había acumulado en tiempos de Alfredo Martínez de Hoz, esto es 35 años atrás, pese a que ahora los precios internacionales de las materias primas que más vende la Argentina se derrumbaron entre 50 y 50 por ciento.

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4. Atraso tarifario y deudas pendientes. El nuevo gobierno deberá revertir el severo atraso de las tarifas públicas para los sectores de altos ingresos, para poder comenzar a reducir el abultado déficit fiscal, vía la disminución de los denominados subsidios económicos, en el orden interno. Mientras que en el frente externa no podrá demorar más un arreglo con los holdouts, como prerrequisito para poder volver al mercado internacional de deuda, para obtener los dólares para enfrentar los vencimientos de 2016, estimados en unos USD20.000 millones y poder volver a acumular reservas, para disipar las tensiones cambiarias.

5. Plan integral. La magnitud de la pesada herencia que dejará la política llevada a cabo por Axel Kicillof, en particular en los últimos años, con la agudización del cepo cambiario, la intensificación del rojo de las finanzas públicas y la severa apreciación del peso, a contramano de las devaluaciones que aplicaron los principales socios comerciales, exigirá elaborar un plan global que pueda ser leído como creíble por la población y, en particular por las empresas e inversores del resto del mundo.

Se requerirá de un plan gobal que pueda ser leído como creíble

Escenario internacional menos favorable

El reconocido consultor de empresas y también de la más alta dirigencia política, advirtió a los candidatos a la presidencia que el contexto externo también constituye "una mala noticia para quien asuma el 10 de diciembre".

1. Crecimiento de la economía mundial. Se prevé un bajo aumento promedio, el cual se traducirá en un anémico volumen del comercio global, que determinará una menor demanda de los productos argentinos. Se estima que el PBI en dólares comerciales de los mayores socios comerciales de la región es actualmente casi un 30% más bajo que cuatro años atrás. Y para peor, la Argentina registró en 2014 baja del PBI, como también Venezuela; mientras que los vecinos sólo atenuaron la tasa de expansión.

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2. Monedas devaluadas. Las expectativas cada vez más firmes de que la Reserva Federal de los EEUU comenzará a subir las tasas de interés de referencia, junto a la drástica reducción de los precios de los productos que más vende la Argentina, como la soja 50%, el maíz 53% y el trigo 60%; y el menor aumento del PBI, llevaron a una notable devaluación de las monedas de los países emergentes, generan presiones adicionales a la depreciación del peso. En parte, el fenómeno podrá atenuarse con la eliminación de las retenciones a las exportaciones, si se acepta reducir proporcionalmente los subsidios económicos, para compensar la pérdida de ingresos, con menor gasto público;

3. Petróleo. La disminución de la cotización internacional del crudo en más de 65% respecto de los valores pico de 2008, posibilitó reducir el déficit de la balanza comercial energética, pero al mismo tiempo desincentivó la llegada de capitales para la explotación de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta.

No hay margen para soluciones parciales

Conclusiones contundentes

El minucioso trabajo que dejó el consultor en los despachos de los candidatos presidenciales, con más de 70 páginas que cubren los indicadores más relevantes de la economía nacional e internacional, y las principales tendencias hasta el presente, concluye que "El Gobierno saliente ha arriesgado mucho, y ahora intenta sobrevivir, con la inconsistencia de mantener un tipo de cambio cuasi fijo y a la vez una política monetaria expansiva que termina estimulando la dolarización. Tiene posibilidades de llegar con lo justo, pero deja la difícil tarea de resolver esta incongruencia a quien lo suceda".

Con este panorama, el economista resalta que "discutir si la Argentina necesita recetas de aplicación gradual o de shock es un error conceptual, porque el tamaño de los desequilibrios fiscales, externos, monetarios, que derivaron en otro tanto en los sociales, y el estrecho vínculo entre sí hace inexorable la necesidad de implementar, tarde o temprano, un programa integral que sea leído como creíble en el orden interno e internacional, para poder recuperar el equilibrio general, porque no hay margen para soluciones parciales".

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