En San Pablo, la manifestación comenzó al inicio de la noche de forma pacifica en el centro de la ciudad frente al Teatro Municipal de San Pablo, con unas 2.000 personas según la Policía Militarizada (PM), pero en la medida que la marcha avanzaba hasta la Avenida Paulista, el corazón financiero de Brasil, el número aumentó.
Antes de llegar al punto final de la caminata, un grupo invadió el otro sentido de la Avenida Consolação, que estaba abierto para la circulación de vehículos, lo que provocó la intervención de la PM e incentivó para que algunos manifestantes lanzaran piedras contra los agentes y pusieran fuego en la calle.
El Batallón de Choque, un grupo antidisturbios de la PM, disparó balas de goma y lanzó bombas de gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, muchos de los cuales encapuchados comenzaron a destruir fachadas y depredar los locales comerciales de la avenida.
El mayor Larry de Almeida Saraiva, de la PM y comandante de la operación, señaló a Efe que después de la confusión unas treinta personas fueron detenidas y trasladadas a una comisaría en el acomodado barrio de Jardins, próximo de la Avenida Paulista.
Algunas personas afectadas por el efecto de los gases lacrimógenos o con pequeñas heridas fueron atendidas por unidades móviles de socorro dispuestas para acompañar la manifestación.
Varios de los periodistas que cubrían la manifestación denunciaron abusos de la Policía, como constató Efe en el lugar de los hechos.
El nuevo precio del transporte público en San Pablo para autobuses, trenes metropolitanos y metro pasó a regir desde el pasado martes con un aumento de 3,0 a 3,5 reales (de unos 1,13 a unos 1,32 dólares), con tarifa gratuita para estudiantes de baja renta.
En junio de 2013, una manifestación del movimiento Passe Livre, la misma organización que convocó la protesta a través de las redes sociales, originó diversas movilizaciones que se extendieron por el resto del país y acogieron otras reivindicaciones, como salud, educación y servicios públicos.
Esa movilización de masas, en plena Copa de las Confederaciones de fútbol y con actos violentos en varias capitales, llegó a poner en duda la realización del Mundial de Fútbol un año después en doce ciudades brasileñas.
A raíz de las protestas, el aumento de la tarifa del transporte público en San Pablo, que no subía desde 2011, no se realizó en 2013.
En Río de Janeiro, en tanto, unas 500 personas según la PM de ese estado brasileño, se movilizaron por la céntrica Avenida Presidente Vargas para protestar por el aumento de las tarifas de autobuses, que subieron desde el 3 de enero de 3,00 a 3,4 reales (de unos 1,13 a unos 1,28 dólares).
La protesta en Río de Janeiro, que tuvo como punto de concentración la Cámara Municipal, no presentó los mismos actos violentos de San Pablo, aunque la PM tuvo que intervenir para evitar que algunos manifestantes se tomaran la Central do Brasil, la principal estación de trenes, metro y autobuses de la ciudad.