La jueza que investigó el crimen de Lola dejó el caso por "estrés"

La jueza subrogante Marcela López, quien estaba a cargo temporalmente de la investigación, presentó un parte de enferma y adelantó su salida de la causa. En su reemplazo, asumirá Silvia Urioste, la magistrada a la que le correspondía el caso en un principio

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Un día después de liberar al noveno sospechoso del crimen de la joven argentina Lola Chomnalez, la jueza que investigaba el hecho decidió dejar la causa. El motivo: "estrés". En su reemplazo, asumirá el próximo martes la jueza penal de Rocha, Silvia Urioste.

Se trata de la magistrada Marcela López, quien hasta el momento no logró mayores avances en la investigación de la muerte de la adolescente. Desde el hallazgo del cadáver, la jueza detuvo a un total de nueve personas y posteriormente las liberó. Es decir, la causa en este momento no tiene juez, no tiene sospechosos y se encamina a la foja cero. La investigación de la muerte de la joven de 15 años le correspondía en un principio a Uriaste, pero como estaba de feria se lo habían asignado a López.

Lo último que se supo del caso fue la excarcelación ayer de Richard "Conejo" Gutiérrez, quien era el principal sospechoso por el crimen de Lola. Fue liberado luego de declarar ante la jueza y ser sometido a una rueda de reconocimiento y un careo. A las 18 horas de Argentina, dejó el edificio junto a su madre, mientras les hacía señas a los periodistas que hacían guardia en el lugar.

Entre algunas de las medidas dispuestas por la jueza López y que no arrojó resultados, se ordenó el miércoles una fallida rueda de reconocimiento de los dos testigos que participaron de la confección del identikit que divulgaron las autoridades uruguayas: un carpintero que aseguró haber visto a una persona caminando atrás de Lola en la playa y el changarín que halló el cuerpo, que asegura que había un sujeto cerca del lugar que le llamó la atención. Ninguno de los dos pudo reconocerlo.

La magistrada también dispuso un careo entre "Conejo" y los albañiles que trabajaron junto a Gutiérrez pintando el techo de una casa frente a la playa –cuya propietaria declaró ayer–, y que aseguraron que el 28 de diciembre, el día en que habría muerto Lola, el sospechoso desapareció durante tres horas, entre las 15 y las 18, y regresó con bolsas con comida que dijo que había comprado con dinero que encontró. Sin embargo, la medida tampoco arrojó ningún resultado positivo.