Popularmente, a la mononucleosis también se la conoce como la "enfermedad del beso", debido a que su principal vía de transmisión es la saliva. Se trata de una infección viral muy frecuente, producida por el virus Epstein-Barr, que la mayoría de las personas cursa sin síntomas, es decir que nunca se entera que la tuvo.
Se estima que cerca del 80% de los adultos tuvo contacto con este agente infeccioso en etapas tempranas de la vida. "Cuando tiene manifestaciones clínicas, la mononucleosis suele presentarse como un cuadro febril con dolor de garganta, pérdida de apetito, dolores musculares, inflamación de ganglios y mucho cansancio", señaló la doctora Rocío Tempelsman, médica infectóloga de Stamboulian Servicios de Salud. Estos casos sintomáticos ocurren con mayor frecuencia en la adolescencia, entre los 10 y los 20 años de edad.
Desde el laboratorio
Algunas veces se piden estudios serológicos (análisis de sangre), como el monotest, Epstein-Barr o un estudio llamado frotis de sangre. De acuerdo a la especialista, en general no se los indica pero si se realiza este tipo de estudios se puede observar un aumento del número, tamaño y cambios en la morfología de los linfocitos (linfocitosis reactiva) además de un aumento en el volumen del hígado.
"En el frotis de sangre, lo que se ve es un aumento de una población de los glóbulos blancos llamados linfocitos y, un fenómeno muy típico de la mononucleosis que es la presencia de linfocitos reactivos que dan la pauta de que el organismo está peleando contra el Epstein-Barr", detalló la doctora Tempelsman.
Otro de los fenómenos que se observan con las serologías es la presencia de una hepatitis que, "en general no da ningún síntoma y, si bien se la encuentra, no tienen ningún significado ya que no implica que el hígado esté enfermo. Esta inflamación se va sola. Cuando el cuadro viral se enfría, el hígado deja de estar inflamado", señaló la especialista.
Viral, no bacteriana
Una de los aprendizajes al ver a estos pacientes, es que la angina o la faringitis es más exudativa, es decir con mayores placas. Aquí, el mito es que se suele pensar que cuando hay placas en la garganta se debe a la presencia de alguna bacteria. Sin embargo, muchas veces en los adolescentes las placas de las anginas provocan inflamación de las amígdalas pero no se deben a bacterias sino a virus como el Epstein-Barr.
La erupción en la mononucleosis es excepcional y apenas se ve en el 2% de los casos. Sin embargo, "muchos pacientes se brotan porque, al ver placas en las amígdalas, reciben antibióticos y es muy típico que la infección por este virus, ante el uso de estos medicamentos genere un brote", remarcó la doctora Tempelsan.
Descansar o no descansar
Uno de los principales mitos asociados a esta enfermedad está relacionado a la indicación de reposo, como parte del tratamiento. Sin embargo, un estudio realizado en adolescentes por especialistas de Israel, reveló que los pacientes que hacían reposo tardaban más en recuperarse que aquellos que trataban de mantener el ritmo normal de sus actividades.
Si bien no hay una recomendación estricta de reposo, para la doctora Tempelsman es importante que cada uno haga lo que el cuerpo le permite hacer. "Sabiendo que puede haber un poco de cansancio y que cuando se presenta la fiebre se produce un decaimiento, en la medida en que el cuerpo se recupera, se pueden ir retomando las actividades de a poco porque el cuadro se resuelve solo", agregó.