Más de 66.000 niños intentaron huir desde Centroamérica a los Estados Unidos en 2014

Un número estremecedor de menores quisieron escaparse de Guatemala, Honduras y El Salvador. Muchos fueron devueltos a sus países en medio de denuncias de abusos y violencia contra quienes los trasladan

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 Reuters 163
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Centroamérica es uno de los lugares más peligrosos para los niños. Los menores de 18 años tienen más probabilidades de morir asesinados que de cualquier otra causa.

Según el reciente informe publicado por la organización Save the Children, en el último año, el número de niños que han tratado de escapar se ha duplicado y muchos de ellos todavía tratan de huir.

La mayoría son varones adolescentes, entre los 15 y 17 años, que viajan solos, pero también hay muchas madres jóvenes con niños de diferentes edades, así como menores no acompañados de tan sólo 12 años y que han sido separados de sus padres.

Durante 2014, han sido deportados más de 18.000 niños que ahora se encuentran viviendo en las mismas condiciones de pobreza y violencia que habían dejado en Centroamérica.

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Muchos han denunciado casos de abuso y violencia por parte de los traficantes de personas, maltratos verbales y físicos del personal de las cárceles, así como privación de alimentos.

La ONG denunció el hecho de que un gran número de niños migrantes y sus familias no consiguen cruzar la frontera con Estados Unidos, son arrestados en México y enviados de regreso a El Salvador, Guatemala y Honduras, los países de origen más comunes.

Más de 66.000 niños no acompañados llegaron a la frontera suroeste de Estados Unidos desde Centroamérica y México, entre octubre de 2013 y agosto de 2014, lo que supone un aumento del 88% con respecto al año anterior.

"Me preocupaba que la policía me violara. Eran muy agresivos", dijo Jennifer, de 13 años

Según determina la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, todas las personas menores de 18 años deben ser consideradas como niños y tienen el derecho a una protección contra todo tipo de abuso y violencia. Tanto México como todos los países de Centroamérica suscriben dicha convención.

"Me preocupaba que la policía me violara. Eran muy agresivos", comenta Jennifer, quien tiene 13 años y huyó de El Salvador después de que su tío y primos fueran asesinados por una pandilla.


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