Los forenses austríacos aseguran que no pueden estimar cuánto tiempo necesitarán para identificar a más víctimas del grupo de 43 estudiantes mexicanos desaparecidos el pasado septiembre, ya que el mal estado de los restos los obliga a emplear una nueva técnica, más lenta.
El equipo de forenses de la Universidad de Medicina de Innsbruck ha logrado hasta ahora identificar a uno de los 43 estudiantes desaparecidos, Alexander Mora Venancio, gracias a una prueba de ADN.
Esa identificación se hizo mediante un test convencional de ADN, pero en las muestras restantes no resulta posible aplicar este sistema porque están absolutamente calcinadas.
"Las probabilidades (de éxito) no se pueden cuantificar, pero en general son escasas, porque las muestras son difíciles de analizar" dada su degradación, explicó a EFE Walther Parson, el biólogo molecular forense que lidera la investigación.
Así, para obtener material genético que ayude a las identificaciones los científicos van a emplear métodos no convencionales, que son más lentos y complejos que una identificación estándar de ADN.
"Los desafíos están en el uso de pruebas alternativas de ADN y en otros marcadores del ADN mitocondrial. Este análisis es mucho más complejo que un análisis estándar de ADN. No puede darse una estimación exacta del tiempo que se requiere", indicó Parson en un correo electrónico.
El experto asegura que la identificación de estos restos "está entre los (casos) más difíciles que hemos investigado hasta ahora".
Los biólogos moleculares forenses de Innsbruck liderados por Parson son una referencia mundial y recientemente ayudaron en la identificación del ADN del rey Ricardo III (1452-1485) de Inglaterra.
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Además, en 2008 ayudaron a resolver el misterio de la familia imperial de Rusia, al determinar la identidad de dos hijos del último zar de Rusia, Nicolás II, que fueron ejecutados, junto con el resto de la familia, en 1918.
También han colaborado en identificar víctimas del tsunami que asoló el sudeste de Asia en 2004 y a víctimas chilenas de la dictadura militar de Augusto Pinochet, entre muchos otros casos.
Según la investigación oficial, los 43 jóvenes fueron detenidos por policías locales del municipio de Iguala y entregados al cártel Guerreros Unidos, que presuntamente los asesinó e incineró en un basurero de un municipio vecino.