"Hoy comenzó un cese al fuego por parte de las FARC, unilateral e indefinido, que yo espero que se convierta en un cese al fuego bilateral y definitivo y pongamos fin a una guerra de 50 años", aseveró el mandatario colombiano Juan Manuel Santos durante una visita a Bahía Portete, en el departamento de La Guajira, en la frontera norte con Venezuela.
Al cerrar el miércoles en La Habana el último ciclo del año de las conversaciones de paz, las FARC dijeron que este alto el fuego y de hostilidades que se inicio hoy "debe transformarse en armisticio".
Además, lo condicionaron a que sus unidades no sean atacadas por las Fuerzas Armadas de Colombia, algo que el gobierno rechaza porque considera que un alto el fuego bilateral debe ser una consecuencia del fin del conflicto y no parte de las negociaciones que ya cumplen dos años.
El jefe de Estado recordó que los indígenas wayúu, que habitan en La Guajira y parte de Venezuela, le regalaron en el comienzo de su primer Gobierno (2010-2014) "un bastón de palabrero", especie de juez de esta etnia, que le ha servido para perseverar en la búsqueda de la paz.
Explicó que, según los indígenas, ese bastón solo se lo han entregado al nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez, por ser "arquitecto de la palabra" y a Santos, "para que con este bastón haga la paz".
Según el presidente, ese símbolo le ha servido "para tener paciencia y mucha perseverancia en un camino que ha sido difícil, pero que ha comenzado a rendir frutos", como es el de la paz.