Tras la llegada -en calidad de refugiados- de los ex reclusos de Guantánamo, Uruguay todavía se encuentra convulsionada y las opiniones siguen divididas entre aquellos que ven con buenos ojos la oportunidad que les dio el presidente José Mujica y los que aún no pueden tolerar que estas seis personas estén libres y caminando por las calles de Montevideo.
Lo cierto es que, más allá de los distintos puntos de vista, estas personas están intentando rehacer sus vidas en un país del que poco saben y con un idioma que no conocen. Sin embargo, y pese a que el proceso de adaptación está en su primera fase, ya manifestaron que quieren quedarse y esperan por sus familias en el corto plazo.
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Los liberados son el tunecino Abdul Bin Mohammed Abis Ourgy, el palestino Mohammed Tahanmatan y los sirios Ahmed Adnan Ahjam, Ali Hussain Shaabaan, Omar Mahmoud Faraj y Jihad Diyab, quien se había declarado en huelga de hambre y era alimentado a la fuerza en la prisión.
Diyab es el único que aún no salió de la casa. Pesa menos de 70 kilos y no quiere que lo vean. De acuerdo a lo que informa El País, no se encuentra bien anímicamente y se recluye en su habitación porque quiere estar solo. Está totalmente vestido de blanco y usa turbante.
Su prontuario terrorista
Este hombre de 43 años, aunque nació en El Líbano, tiene ciudadanía siria. Es ex miembro del Grupo de Siria compuesto por células terroristas desmanteladas que escaparon de Siria a Afganistán en 2000. Por sus actividades terroristas en ese país, fue condenado a muerte en ausencia.
Además fue miembro de la red global de Al Qaeda desde finales de 1990. En 2000 llegó a Afganistán, donde participó en la actividades vinculadas a la red.
El resto de los integrantes del grupo sí está de buen ánimo. El viernes salieron a pasear en dos tandas distintas en autos Chevrolet Sail de color gris sin matrícula, conducidos por funcionarios de la central sindical PIT-CNT y acompañados de policías. Antes habían almorzado pasta y tomado mate.
El arribo de los seis ex reclusos
La llegada de los refugiados, en la madrugada del domingo en medio de un estricto operativo de seguridad, generó revuelo en Uruguay, con los medios haciendo guardia frente al hospital donde fueron enviados para someterlos a chequeos médicos y un fuerte hermetismo por parte de las autoridades.
"Ellos han solicitado refugio, y la ley establece la obligación del Estado de la reserva", dijo el jueves a periodistas el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, y recordó que "hay más de 200 refugiados en Uruguay".
"La información que puedo dar es que están todos bien, se está trabajando y van a seguir el mismo camino que sigue el resto de los refugiados en nuestro país", añadió.
Fuentes de la Cancillería ratificaron el jueves que el Gobierno no brindará ninguna información sobre el destino de los refugiados.
Las sensaciones
"Están abrumados", dijo el abogado Buz Eisenberg, que representa al palestino Tahanmatan. "Han estado en las peores condiciones durante 12 años. Los han mantenido aislados, han sido tratados como perros, por lo que la libertad es una condición abrumadora".
"Caminar por un país cuyo idioma no hablas, en el que no conoces a nadie y no tienes ni ropa es abrumador", explicó.
Eisenberg indicó que del grupo, cinco gozan de buena salud y Diyab es el único que "está más frágil", por su prolongada huelga de hambre. El abogado estimó que "al menos durante dos años estarán en Uruguay".
Sobre su cliente, señaló que "era un muy buen estudiante" y que ahora quiere "trabajar y estudiar".
Según informó el jueves el semanario Búsqueda, en sus primeros días en el país, sus momentos de exaltación han sido cuando vieron al presidente uruguayo José Mujica en televisión. "Apenas lo reconocen empiezan a gritar '¡Pepe, Pepe!' para avisar al resto, y corren frente al televisor. Aunque no entienden lo que dice, lo miran fascinados. Para ellos es como Dios, les salvó la vida", dijo una fuente a Búsqueda.
Mujica, un ex guerrillero que vivió en carne propia un largo cautiverio en condiciones infrahumanas, fue quien impulsó la llegada de los ex detenidos, ante un pedido de su par estadounidense, Barack Obama, alegando razones humanitarias.
Sus primeros días en libertad
Según informa El Observador, con lentes de sol y ropa nueva, recorrieron su nuevo barrio e hicieron mandados. Fueron a la rambla y caminaron, sin llamar la atención de nadie, por la avenida 18 de julio. Cada uno hace su proceso interno y sus estados de ánimo no son iguales, según supo el mismo periódico de parte de allegados a los refugiados.
Los seis están alojados en una casa proporcionada por el PIT-CNT. Y a ese lugar llegaron luego de recibir el alta médica que les permitió abandonar el hospital militar donde habían sido examinados y recibieron los primeros tratamientos médicos.
Uno de los refugiados pidió tomar mate. En Siria es popular esa infusión, tanto como en el Río de la Plata. Ahora visten ropa nueva, usan reloj pulsera, lentes de sol y al menos uno tiene lentes de aumento. El Ministerio del Interior les proporcionó un celular. En la casa en la que están alojados, la ventana que da a la calle está abierta de par en par.
Además, consigna El Observador, tienen aire acondicionado, banderas de Uruguay y custodia policial permanente. La casa cuenta con tres cuartos, baño, cocina, un living y un patio, según dijo el dirigente Fernando Pereira al programa Pisando Fuerte de Metropolis FM.