En sus tiempos al frente del Arzobispado de Buenos Aires, el futuro papa Francisco tuvo que usar chaleco antibalas durante un tiempo. Rodeado de discretas medidas de seguridad desde que llegó al Vaticano, hoy recuerda –según algunos de sus interlocutores- aquel episodio con una sonrisa.
El Papa rememoró ante varios argentinos que lo visitaron el episodio por el cual, hace unos años -cuando aún no era el jefe de la Iglesia Católica-, su nombre civil, a href="URL_AGRUPADOR_162/jorge-bergoglio-a1404" rel="noopener noreferrer" Jorge Bergoglio/a, fue carátula de un expediente.
El 17 de diciembre de 2009, Aníbal Fernández, el entonces Jefe de Gabinete de Ministros de la administración Kirchner, recibió un mail anónimo en su casilla de correo. Le advertían que un grupo cercano a Luis D'Elía –dirigente del movimiento piquetero y militante oficialista- iba a atentar contra Bergoglio, por entonces, -no como ahora que es el Papa- elegido por el a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" kirchnerismo/a como uno de sus principales enemigos políticos.
El mail que figura en el expediente judicial, que fue archivado y al que accedió Infobae decía:
"Sr. Ministro. Van a atentar contra la vida del Cardenal Bergoglio los encargados de ejecutar el hecho son un equipo del círculo más íntimo de D´Elía, a quienes habría convocado, van a recibir a cambio mucho dinero para irse del país y D´Elía les asegurará la impunidad absoluta. Ya tienen la información sobre los movimientos del cardenal, el hecho sería inminente. El cardenal Bergoglio no posee custodia ni auto oficial por su propia voluntad, piensa y actúa como jesuita, se traslada solo y generalmente en colectivo o subte. Este regalo se lo van a la colgar a la Presidente en el arbolito de Navidad. Ministro no necesito explicarle por qué motivos no me doy a conocer. Acepto muchas cosas pero esta es una locura que no perdonaría jamás".
Aníbal Fernández les reenvió el mail que había llegado desde la cuenta anonimo1@hotmail.com a quienes por entonces encabezaban la Policía Federal: los comisarios generales Néstor Vallecca y Jorge Oriolo.
Inmediatamente comenzó a intervenir la División Operaciones de la Dirección General de Seguridad Interior de la Policía Federal a cargo del comisario Roberto Gustavo De la Fuente. Los policías consultaron a la jueza María Servini de Cubría y comenzó así la investigación y el cuidado de Bergoglio.
Se estableció que el entonces Arzobispo de Buenos Aires debía ser custodiado por precaución, mientras se investigaba si tenía asidero la denuncia.
Se dispuso que personal de la Federal custodiara al Cardenal "en forma permanente y con la utilización de la totalidad de medios que resultaren necesarios". Entre esos medios estaba un chaleco antibalas. Cuentan quienes hablaron del episodio con el Papa, que llevó el chaleco antibalas en un par de ocasiones y luego se cansó, dejó de usarlo y finalmente lo regaló.
Al mismo tiempo que se custodiaba a Bergoglio, los federales trataban de determinar de dónde provino la denuncia y si tenía algún viso de realidad lo dicho sobre Luis D´Elía. La denuncia se hizo desde un locutorio de Haedo con lo que fue imposible determinar la verdadera identidad de quien envió el mail a Fernández.
Las tareas de investigación sobre D´Elía y su gente arrojaron resultado negativo. El caso que se había abierto por amenazas se cerró en febrero de 2010. No hubo ningún indicio de que fuera cierto lo denunciado por aquel mail de diciembre de 2009. Con el caso archivado, el dirigente oficialista D´Elía ni siquiera se enteró de que hubo un caso penal en el que fue nombrado.
En medio de la investigación sucedió algo gracioso: los integrantes de la organización barrial de D´Elía notaron que una camioneta –no conocida en Gregorio de Laferrere, localidad en el oeste del Gran Buenos Aires, donde reside el referente piquetero kirchnerista- recorría las calles de la zona. Denunciaron esa situación ante una comisaría, y la Policía Bonaerense luego de determinar que el auto pertenecía a la Federal, consultó a los investigadores por el vehículo. Es decir que "las discretas tareas de investigación" quedaron al descubierto.
Todo esto ocurrió por un mail anónimo que recibió Fernández sobre un posible atentado contra Bergoglio. Nada de lo que decía el correo electrónico sucedió. Pero las autoridades tomaron todas las prevenciones para cuidar al Cardenal: hasta le hicieron usar un chaleco antibalas.