El principal atractivo de los viajes en crucero ha sido, tradicionalmente, la posibilidad que brindan de conocer varios destinos turísticos en poco tiempo con precios al alcance de muchos bolsillos.
Pero lo que para muchos resulta unas vacaciones de ensueño, para otros es como una pesadilla. La comida a bordo ilimitada, las bebidas alcohólicas a precios elevados, piscinas repletas de gente y la invitación a un estilo de vida sedentario han mantenido a muchos viajeros lejos de estos barcos a la hora de planificar sus vacaciones.
Consciente de esto, la industria de los cruceros compuesta por las gigantes Carnival Corporation, Royal Caribbean Cruises, Star Cruises (dueña mayoritaria de Norwegian) y MSC Cruises ha decidido salir a la conquista de estos potenciales clientes reacios a subirse a sus naves con nuevas y atractivas ofertas de entretenimiento a bordo.
En una carrera que parece no tener fin, cada año presentan barcos más grandes y con las más insólitas características. Hoy el foco está puesto en las familias con niños, lo que ha generado que los cruceros se hayan vuelto más competitivos, tanto en precio como en prestaciones.
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Todo esto en una coyuntura no del todo positiva luego del hundimiento del Costa Concordia en 2012, momento en el que la industria atravesó por su peor crisis. Un período de dos años marcado por incendios a bordo, naufragios fatales y brotes de enfermedades obligó a las grandes líneas de cruceros a replantearse su modelo de negocios.
El caso más reciente de norovirus a bordo del Crown Princess, barco integrante de la flota Princess Cruises de Carnival, trajo un total de 172 personas enfermas luego de estar en alta mar por un mes y reflotó los miedos a una epidemia a nivel masivo a bordo de un megabarco.
Los secretos detrás de los gigantes hoteles flotantes
En una entrevista exclusiva con iInfobae /idesde el puente del Norwegian Sky, el capitán Peter Engwall brindó más detalles acerca de la vida como tripulante a bordo de un crucero.
De origen sueco, tenía sólo 15 años cuando fue asignado a su primer barco en el año 1978. "Comencé lavando trastes y limpiando la cocina, lo que sirvió para darme cuenta rápidamente de que no quería hacer eso por el resto de mi vida. Yo quería estar en el puente", contó.
Engwall retomó sus estudios secundarios para graduarse en la especialización de marinero y así poder luego completar su formación en la prestigiosa escuela de capitanes sueca. Veinte años a bordo de barcos de carga le brindaron la experiencia necesaria para hacer el traspaso a barcos de pasajeros.
Hoy a cargo del Norwegian Sky, uno de los marcos más populares de la linea con sede central en Miami, trabaja 10 semanas en continuado para poder descansar otras 10 junto a su familia en su hogar de Tailandia, destino que llama hogar desde hace 30 años. "Ser capitan de un crucero implica tener muchas funciones sociales. Uno se involucra socialmente con los pasajeros y puede llegar a conocer a mucha gente interesante de todo el mundo".
Con respecto al proceso de diseño y fabricación de un megabarco, el capitan Engwall detalló: "La mayoría de las naves son construidas en Alemania; se busca la mayor calidad. Un barco actual promedio demora un año en construirse y tiene un costo de u$s800 millones. Se acuerda con el constructor de antemano las especificaciones y luego representantes de la línea de cruceros supervisan paso a paso la construcción para que éstas se respeten. No es como un auto que uno encarga y luego va a retirar, es un esfuerzo conjunto".
Consultado acerca del creciente aumento de tamaño de los barcos, Engwall aseguró: "Los barcos ya son lo suficientemente grandes, tenemos dos nuevos barcos de próximo lanzamiento: el Escape y el Bliss. No creo que Norwegian tenga planes de lanzar barcos más grandes que esos".
Los barcos más grandes del mundo con capacidad para alrededor de 5.400 pasajeros (Allure y Oasis de Royal Caribbean) ya han marcado un límite para la industria y no han sido superados por posteriores lanzamientos.
Sumado a esto, existen limitaciones desde el aspecto logístico. Los cruceros de mayor envergadura hoy día están restringidos a unos pocos puertos. La infraestructura de puertos, transporte, excursiones y guías, en la mayoría de los casos, no puede lidiar con semejante cantidad de pasajeros en destino.
La preocupación actual más importante es encontrar tripulantes capacitados. Con regulaciones cada vez más estrictas y obstáculos de los distintos países para otorgar visas de trabajo, el recurso humano es el bien más preciado en la industria de los cruceros.
Una meganave ha logrado captar, hace sólo semanas, la atención de todos los medios de comunicación al combinar tamaño y tecnología nunca antes vista en alta mar. El Quantum of the Seas de Royal Caribbean, más largo que cinco Boeings 747 y 2,5 veces más alto que la pirámide de Giza, ha sido presentado con bombos y platillos como el futuro de la industria.
Con 16 pisos y un costo de 1 billón de dólares, fue publicitado como el primer "smartship" y acaba de completar su primer viaje inaugural desde Southampton hasta Nueva Jersey. Es el tercer barco más grande del mundo y tiene 2.090 camarotes que hospedan a casi 5.000 personas, 4.180 pasajeros y 1.500 tripulantes.
El Quantum ofrece, entre otras cosas, 18 restaurantes de alta categoría, robots barmen que preparan tragos en tiempo récord, una cápsula adherida a un brazo hidráulico con capacidad para 14 pasajeros que brinda vistas 360 grados a 300 pies sobre el nivel del mar, simulador de paracaidismo, plataforma para practicar surf y pista de autos chocadores entre muchas otras atracciones.
Fue construido con el propósito de atraer a todos aquellos que rechazan a los cruceros con un diseño más sobrio y sofisticado. El proceso de check-in se puede hacer online, lo que evita molestias y largas filas a la hora del embarque.
Su sistema de internet Wi-Fi a bordo es más rápido y económico que el de sus competidores. Además su sistema integral de tabletas, que abarca todo el barco, permite reservar excursiones, restaurantes y shows, lo que agiliza el proceso para los miles de pasajeros.
Como primicia mundial en la industria, las habitaciones del interior ofrecen balcones virtuales con pantallas de seis pies y ocho pulgadas de piso a techo proyectan las vistas del mar en tiempo real.
El Quantum ofrece cruceros de ocho noches a Bahamas desde u$s1.049 por una habitación interior hasta u$s2.699 por una suite deluxe. Quantum of the Seas pasará el invierno boreal zarpando desde Nueva Jersey y en la primavera partirá a Shanghai, con lo que se convertirá en el primer barco nuevo de los EEUU en entrar al mercado chino.