La economía cubana crecerá este año apenas un 1,3%, casi un punto menos de lo que esperaban las autoridades, según se informó este lunes.
En un primer momento, el régimen comunista había pronosticado un alza del 2,2% para el Producto Interior Bruto (PIB) de este año en la isla.
El diario, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, hizo un reporte de una reunión del Consejo de Ministros celebrada el viernes pasado y presidida por el mandatario Raúl Castro.
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"Para el 2015 se proyecta un incremento del PIB ligeramente superior al 4%, con lo cual se revierten las moderadas tasas anteriores y la tendencia a la desaceleración de los últimos años" comentó Murillo.
La reunión de la Asamblea del Poder Popular, el Parlamento, está convocada para el próximo 19 de diciembre y habitualmente en los días previos los 600 diputados cubanos sesionan a puertas cerradas para abordar diversos temas de todos los sectores de la economía cubana.
Otra dura realidad
Este sombrío pronóstico para la economía cubana se suma a la revelación hecha también por
hace tan sólo 10 días, en la que admitió que "comprar alimentos como ajo, cebolla, frijoles y tomate se ha convertido,
, en algo complejo para muchos cubanos
, donde desde hace un año se procura influir en ese indicador".
En entrevistas con funcionarios y vendedores, expuso el periódico, estos atribuyeron la carestía "a la transportación, las desfavorables condiciones climáticas y la escasa e impuntual entrega de fertilizantes y abonos".
Otros análisis económicos locales han reconocido que los salarios promedio de los cubanos, de alrededor de 500 pesos nacionales, unos 20 dólares al cambio, no se corresponden aún con los precios vigentes.
El mercado interno de alimentos agrícolas en Cuba ha sido sometido por años a medidas para mantener un balance de los precios de los que se venden de manera "liberada", o sea fuera de la canasta familiar limitada mensual subsidiada por el Estado.
Con los cambios que aplica el Gobierno desde 2008, se amplió el número de mercados "de oferta y demanda", o sea donde los privados venden sus mercancías, y se han tratado de fortalecer los mayoritarios mercados estatales y de cooperativas.
Los cambios trajeron que desde 2013 vendan alimentos en el país empresas y granjas del Estado, cooperativas, agricultores pequeños, vendedores mayoristas y minoristas e incluso vendedores callejeros ambulantes.
"Lo cierto es que los resultados preliminares siguen sin influir positivamente en el bolsillo de la gente", reiteró el reportaje de Granma que presentó entrevistas a funcionarios y vendedores. Algunos de estos últimos alegaron que venden a precios caros porque los compran caros y pagan impuestos altos.
Una vendedora o "cuentapropista" entrevistada por el órgano de propaganda cubano, Maité Coira, afirmó que no puede bajar los precios, porque debe pagar, además, "el impuesto de arrendamiento del espacio y a sus empleados".
Los nuevos comerciantes privados están respaldados por la ley para ajustarse a la llamada oferta y demanda. Ante estos problemas, Julio García, viceministro primero de la Agricultura, citado por Granma, dijo que la producción nacional "aún no cubre las necesidades familiares, el consumo social y la pujante demanda del turismo y en especial, el sector gastronómico, donde se están asentando nuevos actores como los cuentapropistas y las cooperativas (no estatales, NDR)".
Sobre las eventuales soluciones, el periódico interrogó a otra funcionaria, Margarita Acosta, directora de Política de Precios del Ministerio de Finanzas y Precios, quien expuso que el Estado "puede intervenir" fijando precios, "pero con sumo cuidado".
Otro entrevistado, Pablo Fernández, asesor del Instituto de Investigaciones de Pastos y Forrajes, observó que a los problemas "se suma la descapitalización de la agricultura, uno de los sectores más endeudados con el presupuesto del Estado. Y en medio de esas circunstancias, es difícil encontrar incentivos para que la gente produzca más".