En conferencia de prensa en el avión que lo llevaba de Turquía a Italia, el Papa, interrogado sobre el terrorismo yihadista en el mundo, dijo que reclamó una condena sin paliativos durante su reunión del viernes con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
"Le dije que sería bueno que todos los dirigentes musulmanes del mundo, políticos, religiosos, universitarios, se pronuncien claramente y condenen" esta violencia que daña al islam.
"Eso ayudaría a la mayoría de los musulmanes si viniera de la boca de esos dirigentes políticos, religiosos, universitarios. Todos necesitamos esa condena global", sostuvo.
"Es cierto, prosiguió, que ante estos actos, cometidos no solo en esta región (Irak, Siria) sino también en África, hay una cierta reacción de repulsa: ¡como si el islam fuera así! Eso me enfurece".
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"Muchos musulmanes se sienten ofendidos y dicen 'nosotros no somos esa gente', el Corán es un libro de paz". Francisco condenó a aquellos que "dicen que todos los musulmanes son terroristas. Como tampoco se puede decir que todos los cristianos son fundamentalistas".
El viaje había empezado, el viernes en Ankara, como un diálogo de sordos. Al mensaje del papa, favorable a la alianza de religiones contra el terrorismo y el fundamentalismo, el presidente islamoconservador turco respondió denunciando la islamofobia.
En otro momento, el pontífice condenó con firmeza el atentado perpetrado el viernes contra la mezquita de Kano en Nigeria, atribuido al grupo islamista Boko Haram, que calificó de "pecado extremadamente grave contra Dios".
El papa Francisco concluyó su viaje a Turquía el domingo con una enérgica defensa de los cristianos de Oriente, amenazados por los yihadistas en Irak y en Siria, y abogó por un acercamiento entre católicos y ortodoxos separados desde hace más de un milenio.
En una declaración conjunta, el soberano pontífice y el más prestigioso dignatario de las Iglesias Ortodoxas, el patriarca de Constantinopla Bartolomeo I, aseguraron que no pueden resignarse "a un Medio Oriente sin cristianos".
"Muchos de nuestros hermanos y hermanas son perseguidos y se han visto forzados, con violencia, a dejar sus hogares", lamentaron en el texto difundido este domingo. "Y, por desgracia, todo esto acaece por la indiferencia de muchos".
La ofensiva que lanzaron en junio los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI) en Irak y en Siria dejó a centenares de miles de desplazados, entre ellos decenas de miles de cristianos víctimas de exacciones.
"La terrible situación de los cristianos y de todos los que están sufriendo en Medio Oriente, no sólo requiere nuestra oración constante, sino también una respuesta adecuada de la comunidad internacional", insistieron los dos prelados.
Francisco elogió los esfuerzos de Turquía, que alberga a más de dos millones de desplazados, pero lamentó las condiciones de vida "degradantes" e "intolerables".
"Me dirijo a los jefes políticos para que tengan en cuenta que la gran mayoría de sus poblaciones aspira a la paz, aunque a veces no tenga fuerzas ni voz para pedirla", agregó.
El viaje del papa también tenía por objetivo estrechar las relaciones entre la Iglesia Católica Romana y las iglesias ortodoxas.
"Lo único que desea la Iglesia Católica y que yo busco como obispo de Roma es la comunión con las iglesias ortodoxas", aseguró Francisco en una ceremonia de cerca de tres horas celebrada en San Bartolomeo en el día de San Andrés, apóstol de Jesús según la tradición, y patrón de la Iglesia de Oriente.
Los católicos y los ortodoxos, divididos en numerosas iglesias, están separados desde el gran cisma de Oriente de 1054. En 1964 Pablo VI y el patriarca Atenágoras emprendieron el camino de la reconciliación, pero está resultando muy lenta.
Para ilustrar sus palabras, los dos dignatarios, que se consideran amigos, aparecieron cogidos de la mano y se abrazaron en el balcón del Fanar, la sede del patriarcado, ante los aplausos de un puñado de fieles.
La perspectiva de una reunificación parece, sin embargo, complicada, dada la rivalidad existente entre las distintas iglesias ortodoxas, en particular las de Rusia y Constantinopla.
El conflicto de Ucrania ha postergado una visita a la capital rusa que contemplaba con el patriarca ortodoxo de Moscú, Cirilo, explicó el papa en el avión. También dijo que sigue queriendo viajar a Irak pero es imposible actualmente por razones de seguridad interior.
Con 77 años, el papa, que parecía cansado durante su viaje turco, ha sido aclamado por las comunidades católicas y ortodoxas, aunque su presencia ha sido mucho más modesta que la que suelen recibirle en los países cristianos.
Unos 80.000 cristianos viven actualmente en Turquía, diluidos en medio de unos 75 millones de musulmanes. Aunque son tolerados, no tienen un estatus oficial.
Como Benedicto XVI hace ocho años, el papa visitó el sábado la célebre Mezquita Azul, donde "recé por la paz, por Turquía, por todos, por mi. Fue un momento de oración sincera", explicó en el avión de regreso.
También visitó la basílica de Santa Sofía, que en la actualidad es un museo.