Una de las cárceles más "hermosas" del planeta es el Centro de Justicia Leoben, en Austria. Inaugurado en 2005, el edificio de cristal con acabados en acero inoxidable se encuentra habitado en su mayoría por asaltantes, quienes están distribuidos en los 15 complejos que tiene el espacio de detención. El lugar tiene un gimnasio completo y una cancha de baloncesto, al igual que otras actividades como el ping-pong. Las celdas, que son individuales, cuentan con balcón, televisión, muebles tapizados y escritorios, e incluso algunas poseen grandes ventanales por donde penetra la luz solar.
La isla noruega de Bastoy alberga a la primera "prisión ecológica" de la Tierra, en la cual los detenidos paradójicamente viven en casi total libertad. Esta "cárcel", fundada en 1982, se parece más a un camping de verano donde los 115 delincuentes que la habitan tienen las llaves de sus pequeñas casas de madera y no hay guardias armados. Los reclusos, que pueden ser trasladados allí tras cumplir la mayor parte de su condena en otro centro de detención, se dedican a cuidar los animales de la granja y cultivar verduras, frutas y legumbres. Las canchas de fútbol, baloncesto y tenis y los saunas son otras de las comodidades.
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Cerca de allí se encuentra la prisión sueca de Sollentuna, situada al norte de la capital Estocolmo. Fue abierta en abril de 2011, y la totalidad de su superficie puede cobijar a un total de 240 presos. Con una decoración fantástica, los convictos tienen baños privados, sala de pesas, una cocina integral para ellos y áreas comunes con sofás y televisores. Aunque si con todo esto no bastara, un total de 175 personas trabajan allí cuidando la salud de los detenidos, cocinándoles o manteniendo limpias las instalaciones.
Otro rincón del mundo que ostenta una cárcel de lujo es el de las islas británicas. La prisión HMP Addiewell, enclavada en el sur de Escocia, es de máxima seguridad y la administra la compañía privada Sodexo Servicios de Justicia, que realmente se ocupa de rehabilitar a la nómina de 796 delincuentes (todos hombres) en vez de limitarse a mantenerlos encerrados. Esta cárcel comenzó a funcionar en 2008, y además de sus confortables "calabozos" su principal apuesta es por un sistema de aprendizaje y construcción de de habilidades para el trabajo.
"Ejemplos" americanos
Venezuela tiene dentro de su territorio al que tal vez sea el mayor paraíso criminal de América Latina. Se trata de la prisión-resort de San Antonio, ubicada en la Isla Margarita y donde sus peligrosos habitantes se autogobiernan en medio de fiestas con strippers, baños en piscina, juegos de pool, riñas de gallos, barbacoas y siestas en hamacas. Además está autorizado el consumo de drogas, por lo cual los delincuentes caminan los pasillos y patios consumiendo marihuana, crack, cocaína y todo tipo de sustancias prohibidas extramuros.
A su vez, tanto Chile como Bolivia también contaron con este tipo de cárceles. En el primero de los casos fue el Penal Cordillera, que contaba con un complejo de casas con piscinas, duchas privadas y asadores para alojar a ex militares condenados por crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, las críticas a este lugar fueron tantas que el ex presidente Sebastián Piñera decidió cerrarlo el 29 de septiembre de 2013 y trasladar a los 10 internos que había en ese momento al Penal de Punta Peuco. Aunque en este último lugar los detenidos también gozan de privilegios similares.
En el caso boliviano no había lujos pero sí libertinaje, porque en la prisión de San Pedro, clausurada el año pasado por orden del Gobierno luego de más de un siglo de funcionamiento, los presos mandaban más que las autoridades. Y una muestra es esto es que había negocios creados por y para los presidiarios: lavandería, restaurantes y mucho más. "Todo servicio que la persona necesita" era el lema de los delincuentes para obtener efectivo de la manera que sea. Dentro de la cárcel más grande de La Paz, y también la más famosa del país, hasta se llegaban a alquilar las celdas.
Estados Unidos también cuenta dentro de su sistema penitenciario con varios de estos lugares de "ensueño", y uno de estos ejemplos es el Instituto Correccional Federal Butner, en el estado de Carolina del Norte. Al ser un centro de detención de mínima seguridad, casi no se encuentran guardias a lo largo de sus silenciosos pasillos. Uno de sus 3.400 habitantes más ilustres es el financista Bernard Madoff, quien en junio de 2009 fue condenado a 150 años de prisión por haber cometido un fraude bajo el sistema piramidal o esquema Ponzi que alcanzó un total de 50.000 millones de dólares.
También en Asia-Pacífico
Las prisiones polémicas no son patrimonio exclusivo del mundo occidental, ya que en el otro extremo del mundo también hay algunas de ellas. Pondok Bambu, una cárcel de mujeres ubicada en Yakarta, la capital de Indonesia, contrasta con la imagen de un país pobre. Señalada por algunos como un antro de corrupción, la comodidad en algunas celdas es innegable: aire acondicionado, refrigerador, máquina de karaoke, cama matrimonial, televisor con pantalla plana y tratamientos de belleza facial con láser son algunas de las ventajas de la reclusión en esta penitenciaría.
En uno de los vértices del planeta se halla la cárcel de Otago, situada cerca de la ciudad neozelandesa de Milton y que el por el extremo lujo que esconden sus paredes es conocida como "Milton-Hilton". Cuenta con 335 camas, biblioteca, gimnasio y pantallas planas en áreas comunes, mientras que a los reclusos se les permite tener su propia televisión en su celda. El sistema de esta prisión opta por el deporte y la rehabilitación a los presos enseñándoles ingeniería, electricidad, agricultura, ganadería y cocina.