El jefe del equipo negociador de las FARC en La Habana, Iván Márquez, sostuvo hoy que el secretariado de la guerrilla y su jefe máximo, alias "Timochenko", definirán si el brigadier general Rubén Darío Alzate Mora y los otros cuatros secuestrados quedan en libertad, la condición impuesta por el presidente Juan Manuel Santos para retomar el diálogo de paz.
"No vamos a especular sobre el tema. No corresponde a la delegación de paz. No damos esa orden; el secretariado de las FARC, desde su jefe, asume ese asunto", dijo Márquez sobre el futuro de los plagiados al brindar hoy una rueda de prensa por los dos años del inicio de las conversaciones en la capita cubana.
Tras admitir que "es posible" que ya haya contactos con el Gobierno para pactar la entrega de Alzate, el guerrillero insistió en que la voluntad de las FARC es proseguir con las negociaciones. "Queremos amainar el impacto del conflicto en la sociedad civil", afirmó.
El Frente Iván Ríos de la guerrilla confirmó ayer tener retenido al general y a sus dos acompañantes, la abogada Gloria Urrego y el cabo primero Jorge Rodríguez, en Chocó desde el domingo, día en que Santos informó de su decisión de suspender los diálogos de paz. Además de exigir la liberación de estos tres, pide por otros dos soldados plagiados hace una semana en Arauca.
Las FARC responsabilizaron al gobierno de Santos por no aceptar el cese bilateral del fuego
Según el jefe negociador de las FARC, la medida tomada por Santos fue "impulsiva" e "inconsecuente", ya que "no es admisible que quien declara la guerra sin cuartel, en medio de ella pretenda que no se toquen a sus soldados y generales". En ese sentido, Márquez reiteró la demanda de un cese el fuego bilateral durante las conversaciones para crear "un ambiente de tranquilidad y confianza".
LEA MÁS: Colombia espera que FARC libere al general secuestrado para reactivar el proceso de paz
LEA MÁS: Pablo Escobar lavó u$s 1.200 millones en Uruguay
"No es sensato que continuemos matándonos en una confrontación que, de no parar, generará prisioneros e incidentes que pueden poner en peligro la continuidad de la mesa de conversaciones", aseveró.
A pesar de que el proceso de paz está en suspenso, Márquez hizo un "balance altamente favorable" de sus dos años de desarrollo hacia una salida política al conflicto armado de Colombia de más de cinco décadas, con acuerdos en tres de los cinco puntos de la agenda: reforma agraria, participación política de la guerrilla y drogas y cultivos ilícitos.
Las partes se encontraban ahora en medio del debate sobre la reparación de las víctimas, pendientes de recibir en La Habana al quinto y último grupo de víctimas; y todavía queda iniciar las discusiones sobre el punto más complejo: el del fin de las hostilidades y entrega de las armas de la guerrilla.
La peor crisis en dos años de diálogos
Las negociaciones de paz del Gobierno colombiano con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cumplieron hoy dos años en su peor crisis por el secuestro de Alzate. El 19 de noviembre de 2012, las delegaciones del Gobierno y la guerrilla instalaron en La Habana la mesa de diálogos en medio de un ambiente de optimismo en el país.
Los últimos diálogos de paz fracasaron a causa de los secuestros
Los secuestros por parte de los guerrilleros han sido el principal motivo por el que se rompieron los diálogos de paz anteriores. Según recoge el periódico colombiano El Tiempo, así ocurrió en 1992 durante las conversaciones iniciadas por el ex presidente César Gaviria en la ciudad mexicana de Tlaxcala con la mayoría de grupos insurgentes agrupados en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.
En ese entonces, el secuestro del ex ministro conservador Argelino Durán Quintero generó una crisis que provocó el fin de aquellas aspiraciones de paz hace 22 años. El ex funcionario murió dos meses después de haber sido plagiado. El acto fue atribuido al frente Libardo Mora Toro del Ejército Popular de Liberació (EPL), cuyos miembros hoy integran algunos frentes de las FARC.
, de acuerdo con un
. Luego de cuatro años de negociaciones en el Caguán, la evidencia de que
había hecho tambalear la mesa. El
fue la gota que derramó el vaso.