A dos años del comienzo del diálogo de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos, las negociaciones quedaron en suspenso y podrían interrumpirse por completo, arruinando el intento que más avanzó en el fin del conflicto armado, si los terroristas no liberan al general Rubén Darío Alzate en Chocó, junto con la abogada Gloria Urrego y el cabo Jorge Rodríguez.
Los secuestros por parte de los guerrilleros han sido el principal motivo por el que se rompieron los diálogos de paz anteriores. Según recoge el periódico colombiano El Tiempo, así ocurrió en 1992 durante las conversaciones iniciadas por el ex presidente César Gaviria en la ciudad mexicana de Tlaxcala con la mayoría de grupos insurgentes agrupados en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar.
En ese entonces, el secuestro del ex ministro conservador Argelino Durán Quintero, generó una crisis que provocó el fin de aquellas aspiraciones de paz hace 22 años. El ex funcionario murió dos meses después de haber sido plagiado. El acto fue atribuido al frente Libardo Mora Toro del Ejército Popular de Liberació (EPL), cuyos miembros hoy integran algunos frentes de las FARC.
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El segundo secuestro que marcó un punto final para un proceso de paz fue hace 12 años, de acuerdo con un artículo de la iniciativa Reconciliación Colombia. Luego de cuatro años de negociaciones en el Caguán, la evidencia de que las FARC habían aprovechado la quietud para fortalecerse militarmente y acrecentar el narcotráfico había hecho tambalear la mesa. El rapto del senador Jorge Eduardo Gechem fue la gota que derramó el vaso.
Gechem fue secuestrado en un avión en pleno vuelo, unos minutos después de salir de Neiva, por un grupo de guerrilleros que obligó al piloto a aterrizar en una carretera, en el municipio de El Hobo. Esa misma noche, el entonces Andrés Pastrana terminó los diálogos y dio menos de tres horas a las FARC para abandonar la zona de distensión. A partir de ese momento, se recrudeció el combate armado contra los terroristas.
Ahora, el triple secuestro perpetrado por las FARC podría volver a marcar un punto de inflexión en los intentos por terminar con medio siglo de sangre en Colombia. El domingo por la noche, Santos ordenó a la delegación del gobierno que no regrese a la mesa en La Habana hasta que los tres rehenes sean liberados. Según la guerrilla, estos se "entregaron" para realizar un "boicot".
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