El gobierno socialista de Venezuela ha impulsado la venta masiva de muñecas Barbie justo en temporada navideña.
Madres, abuelas y niñas han venido desocupando las estanterías decoradas por las Barbies, a lo largo y ancho de Caracas, cuando se enteraron de que el gobierno ordenó a grandes almacenes y tiendas de cadena a vender la codiciada y escultural muñeca de plástico a "precio de ganga" durante esta temporada navideña.
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Crystal Casanova, por ejemplo, apenas tuvo tiempo de decorar la vitrina del almacén con las relucientes cajas de fondo rosa cuando una horda de mujeres arribó a la tienda donde trabaja. No tuvieron que convencer a nadie de que se llevara la estilizada figura de plástico, de pelo rubio liso y curvas perfectas pues las clientas directamente las sustraían de las cajas de cartón que vienen con el sello de la compañía estadounidense Mattel.
En cuestión de minutos, las compradoras barrieron con las existencias de Barbies, vendidas al módico precio de 250 bolívares; unos 2.50 dólares de acuerdo con la tasa del mercado negro del dólar.
La medida ha sido, al menos, llamativa. El fallecido Hugo Chávez siempre criticó a las muñecas Barbie por los valores, a su entender, capitalistas que representan. Incluso promocionó durante su gobierno el desarrollo de "muñecos bolivarianos", con la imágen de próceres de la independencia, como Simón Bolívar.
Desde hace varios años, el gobierno socialista de Venezuela ha impuesto un control de precios para productos de primera necesidad, como la leche, los pañales o los detergentes. La medida ha sido acompañada del anuncio de la pena de cárcel a los minoristas que acumulen bienes y luego los vendan a un precio superior al que las autoridades consideran como margen justo de ganancia.
Críticos de estas medidas dicen que estos controles desalientan las importaciones y constituyen una de las principales razones de la crónica escasez de productos que padece el país.