Octubre fue un mes particular para la economía real y financiera, porque aparecieron nuevos factores, que se agregaron a los internacionales, que contribuyeron a que la inflación atenuara notablemente su ritmo, a una tasa de entre 1,5 y 2%, en comparación con 2,5% de septiembre, al punto que habría sido la menor en 17 meses, cuando para el consenso de las consultoras privadas midió 1,6% en mayo de 2013 y el cuestionado índice del Indec 0,7 por ciento.
En primer lugar se destaca el cambio de presidente en el Banco Central. De un experto bancario, como Juan Carlos Fábrega, se pasó a un idóneo de los mercados de valores y cambiarios, como Alejandro Vanoli. De ahí que de una sintonía fina que no había podido contener la suba del dólar libre y las tensiones se pasó al ataque con munición gruesa a la operatoria cambiaria y bursátil, con controles de la AFIP, CNV y policíaco que generaron sanciones, suspensiones y temores del público a transitar en busca de un dólar. Sólo se mantuvo activa la venta oficial para ahorro. El resultado fue que el libre retrocedió 8,3% y junto a la estabilidad del oficial, dieron una señal valiosa para frenar las ascendentes expectativas inflacionarias.
La tasa de inflación de octubre habría sido la menor en 17 meses
Pero también apareció otro ingrediente: las monedas de los países con los que la Argentina más comercia acentuaron su depreciación respecto del dólar y Euro, y con eso provocaron una revaluación adicional de la moneda nacional a la que caprichosamente se sigue desde fines de enero a una tasa de más de 2% por mes. De ahí que por esa vía también se indujo a limitar la suba de los precios internos al consumo.
En tercer lugar incidió la consecuente profundización de la caída de los precios internacionales de los productos que más vende la Argentina a 1,9% en el mes, según las estimacines de l Banco Central, y acumula una deflación de 17,2% en los últimos doce meses. Las disminuciones más significativas se observaron en el petróleo con 10,2% en el mes; seguido por 3,4% del acero: 1,9 el aceite de soja y 1,7% la carne vacuna. Sólo aumentaron la cebada 0,9% y el trigo 0,7 por ciento.
Otro factor que contribuyó a disminuir la tensión inflacionaria fue la recesión interna, producto de la pérdida de poder de compra de los salarios luego de los ajustes determinados en paritarias y por las drásticas caídas del empleo y las horas trabajadas que detectó en los últimos meses el Indec en la industria, la construcción y el comercio.
Mientras que una quinta razón es la estacionalidad favorable de los precios de los alimentos y ropa, fenómeno que se repetiría en el corriente mes.
Sin embargo, la desaceleración del alza de los precios de los dos últimos meses, tras el 2,7% de agosto, y más aún del aumento medio de 4% mensual acumulativo entre diciembre 2013 y febrero de 2014, fue todavía muy débil como para evitar que se acentuara la inflación interanual. Según el estudio Bein, cuyo director pasó a formar parte del equipo de asesores de Daniel Scioli para la campaña presidencial, la suba de los precios al consumidor saltó de una tasa anualizada de 22,4% a octubre de 2013 a 35,1% en la actualidad.
Aún pesa el arrastre de meses anteriores y la política fiscal expansiva en la tasa anual: se aceleró a 40%
En el caso del consenso de las consultoras privadas la aceleración de la inflación se estima algo mayor, ya que habría pasado de 26% a 41 por ciento, mientras que en el caso del Indec un año atrás calculaba 10,6% de aumento cada doce meses y ahora se afirmó en un rango del 23 por ciento.
Los economistas profesionales descargan la principal responsabilidad de ese fenómeno a la política singularmente expansiva del gasto público, a una tasa muy superior a la que registraron los recursos tributarios, porque forzó una singular expansión de la emisión del Banco Central para financiar un déficit fiscal que pasó de uno por ciento del PBI a más de cuatro puntos porcentuales en los últimos doce meses.