El hallazgo de 7 cabezas y 30 patas de chimpancé junto a un bebé de chimpancé, todavía con vida, tuvo lugar el pasado fin de semana durante una redada contra traficantes de animales en Camerún.
Ése fue el impactante momento que vivieron los miembros de una organización de rescate animal cuando encontraron a un chimpancé bebé acurrucado en el suelo entre los restos mutilados de su familia.
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Miembros de la organización LAGA detuvieron a dos hombres, quienes se cree que querían intentar cruzar la frontera con los restos de los monos y el mono bebé.
De acuerdo con lo que comentó un vocero de LAGA, el comercio ilegal de grandes simios está especialmente organizado: "Tales encuentros horribles son comunes durante las redadas a traficantes de simios", afirmó en declaraciones recogidas por el portal Schnauzi.
"Fuentes cercanas al caso aseguraron que los dos traficantes habían estado suministrando decenas de cabezas de chimpancés para transportarlas a Nigeria. Todo lo que necesitan es que el cliente haga los pedidos antes de que se realice la caza furtiva y así proporcionarle las piezas que pide".
Según sus rescatadores, "el bebé llora sin parar cuando se le acercan los humanos". Los ojos grandes y llenos de miedo e incertidumbre de este pequeño chimpancé son sólo una mínima muestra del horror del tráfico de especies, un negocio ilegal que comparte lugar con el imperio de la droga por estar entre las cinco mafias que más dinero manejan en todo el mundo.
"Las hembras con bebés son las más expuestas, porque los pequeños se aferran a sus madres y eso las hace más lentas", comentó a El Mundo Federico Bodganowicz, director ejecutivo del Instituto Jane Goodall España (IGJ).
La organización LAGA ayudó a encarcelar a 1000 traficantes de animales de ocho países diferentes. Desde 2003 está trabajando con los gobiernos y las investigaciones. Dan la voz de alarma por el alto número de casos de corrupción con los que se encuentran.