"¿Cómo es posible que en la Argentina no haya debates presidenciales? Cuando me dijeron que tenía que venir aquí a hablar del tema, no podía creerlo", contó Ricardo Boechat, un reconocido periodista brasileño que moderó las últimas discusiones electorales entre Dilma Rousseff, Aécio Neves y Marina Silva.
Ante unas 100 personas que se acercaron al Salón Rojo de la Facultad de Derecho de la UBA para participar de un seminario organizado por Argentina Debate, una iniciativa multisectorial que trabaja para que en 2015 se produzca el primer debate presidencial de la historia del país, la figura de la cadena BandNews se preguntó: "¿Cómo es posible que esto suceda en un país que históricamente se caracterizó por su conciencia política?".
Boechat es uno de los expertos de Brasil, Chile, Estados Unidos, Paraguay y Perú que contaron durante la jornada su experiencia en la organización de este tipo de encuentros y dieron pautas de cómo pueden llevarse a cabo.
"En Brasil nunca hubo gran interés por los debates, la gente pide una novela o un mejor salario, pero no una charla de políticos. Sin embargo, todos entienden que es una parte del proceso democrático", explicó, y a la vez recomendó "comenzar a trabajar ya mismo en la organización del encuentro" porque hay poco tiempo y la tarea es ardua.
Uno de los testimonios más instructivos del evento surgió de la enorme experiencia que acredita el equipo norteamericano, integrado por Janet Brown, presidente de la comisión de Debates Presidenciales de los Estados Unidos, y Marty Slutzky, productor ejecutivo del mismo ente, quienes marcaron las pautas para que el encuentro político sea exitoso y no se vea afectado por los intereses de un medio de comunicación.
"La organización requiere tiempo: empezamos a trabajar dos años para el debate que viene", detalla Brown. "Generalmente (el evento) se realiza en un campus universitario, para mantener un perfil que tiene que ver con lo educativo", reveló Brown.
La especialista estadounidense contó además que "se trabaja en conjunto con los medios para consensuar fechas de máxima audiencia", aunque las negociaciones son siempre "complicadas" porque casi todas las cadenas tienen la programación armada con mucha antelación y no quieren mover sus productos estrella; de todos modos, el acuerdo es posible porque hay un "compromiso" general y se entiende "la importancia que tiene el debate" para la democracia.
En los Estados Unidos el evento se realiza siempre en el iprime time/i televisivo (quedó establecido a las 21 horas de la costa este) y dura 90 minutos durante los cuales están vedados los anuncios publicitarios; por ley debe haber público presente, aunque la audiencia sale de una selección y cada persona tiene claro que está prohibido hacer bullicio o gritar durante la discusión.
Esto que para los norteamericanos ya es una costumbre llevó años de trabajo. Y Slutzky –principal negociador en la organización de los debates– cree que en la Argentina debe apuntarse a generar conciencia.
"Es necesario crear expectativa de que va a haber debate, realizar anuncios, escribir artículos editoriales promoviendo la importancia de que se lleve a cabo el encuentro de los principales candidatos, para que la sociedad se acostumbre y los aspirantes lo vean como algo natural", indicó el experto, ante la atenta mirada de Ricardo Solari, presidente de Televisión Nacional de Chile, quien asintió e invitó a los argentinos a que "realicen el primer encuentro", porque, una vez que se supera esa traba, "todo se vuelve más sencillo".
La discusión sobre el ámbito en el que se debe llevar a cabo el debate es todo un tema en la Argentina. En ese sentido, el productor ejecutivo de la comisión de Debates Presidenciales de los Estados Unidos hizo un aporte significativo: "Es necesario que los medios se agrupen; en mi país existe el Special Events Pool, que interviene en los eventos de importancia nacional como los debates presidenciales, las investiduras de los mandatarios o los funerales de Estado".
Esa organización –contó Slutzky– está "compuesta por los principales medios: hay una cadena que se encarga de la transmisión y da la señal para que los otros la tomen. Los gastos se comparten entre todos. Entonces, cuando se realiza el encuentro, no se ven 20 micrófonos sino uno" y todo es más prolijo.
Ante la inminente discusión que se avecina en el país sobre cuál es el lugar adecuado para realizar el primer debate presidencial de la historia argentina, la decana de la Facultad de Derecho, Mónica Pinto, no dudó en ofrecer la casa que preside: "Es un placer que Argentina Debate nos haya invitado a participar, y será un placer mayor el día que nuestro Salón de Actos esté repleto de gente porque el debate presidencial se realice aquí".
"Esta es también una escuela de liderazgo; al entrar se puede observar que están las imágenes de los 15 presidentes de la Argentina que egresaron de esta Facultad de Derecho, eso nos coloca en un lugar de mucha responsabilidad", fundamentó Pinto, y provocó el aplauso del auditorio.
Uno de los factores más importantes –coinciden todos los especialistas– es la elección del moderador: en general se concuerda en que debe ser un periodista reconocido o incluso un locutor, porque su función será esencialmente la de un presentador.
"Debe ser alguien con prestigio, que haya seguido las campañas de los candidatos y que tenga experiencia en eventos en vivo. Además es fundamental que no pretenda ser la figura del debate", indicó Brown, que recibió el apoyo del resto de los panelistas.
"Un noticiero tiene en los Estados Unidos una audiencia diaria de 7 millones de personas. Un debate presidencial consigue unos 37 millones de espectadores. Y un buen debate es seguido por 75 millones de televidentes, así que no hay nada igual, salvo el Súper Bowl, que barre a todos", detalló la presidente de la comisión de Debates Presidenciales norteamericana. "Es el único momento en el que los candidatos dicen algo sin estar guionados, por eso es clave", remató su compañero de equipo.
Mientras trabajan para encontrar la manera de incorporar las redes sociales, neutralizando la posibilidad de que el anonimato o las falsas identidades embarren el terreno, los especialistas pidieron que se impulse el debate presidencial en la Argentina. "
", garantizaron.