El primer duelo de la Trilogía que van a protagonizar River y Estudiantes se puso en marcha en La Plata. Tras las fuertes tormentas que azotaron a Buenos Aires, "Millonarios" y "Pincharratas" se vieron las caras en la ciudad de las diagonales.
La cantidad de agua que cayó en el campo de juego favoreció al dueño de casa. La idea de Marcelo Gallardo, de poner la pelota al piso y llegar al arco adversario con finos pases, no se pudo afianzar, y los de Mauricio Pellegrino se aprovecharon de ello. Una mala salida de Ramiro Funes Mori provocó la polémica de la noche, ya que el pelotazo de Diego Vera, la asistencia de Joaquín Correa y el amague de Guido Carrillo posicionaron a Román Martínez frente a Marcelo Barovero. Tal vez por su lenta reacción, "Trapito" golpeó el tobillo del atacante y cometió un claro penal, que Diego Abal ignoró. La infracción fue tan notoria que el volante debió abandonar el encuentro a causa de la lesión que le generó el impacto. A partir de ese momento, el árbitro quedó condicionado.
La pasividad del colegiado y las condiciones del terreno fueron factores determinantes en el desarrollo del choque. Un mal cálculo de Leonel Vangioni puso en riesgo a su propia valla, dado que Auzqui recuperó cerca del área porteña y buscó el ingreso de un compañero, pero la respuesta de Jonathan Maidana evitó la caída. De esa acción, Leonardo Pisculichi se adueñó de un contragolpe perfecto y habilitó a Rodrigo Mora, quien en su afán de fusilar a Hilario Navarro desperdició su remate por encima del travesaño.
Asimismo, el reemplazante de Román Martínez volvió a crear situaciones que pudieron derivar en la red. En una demostración de habilidad, Carlos Auzqui se infiltró por la última línea enemiga y buscó a Diego Vera, aunque la recuperación de Funes Mori evitó la asistencia y desubicó a Barovero... la mano salvadora del ex Vélez fue la causa por la cual, el "León" no gritó el primero.
Sin embargo, antes de que se vayan al descanso, el exceso de confianza le jugó una mala pasada al "caudillo" del fútbol argentino. El mellizo se enredó con la pelota y Vera no perdonó. El uruguayo marcó el 1 a 0 y justificó la superioridad que mantuvo Estudiantes durante la etapa inicial. La incógnita se planteaba sobre cómo reaccionaría el elenco de Núñez en el complemento.
Con una fórmula tan antigua como eficaz, los de Marcelo Gallardo consiguieron empatar el pleito. A través de una proyección de Gabriel Mercado, que resolvió con un taco hacia Carlos Sánchez, Rodrigo Mora enmudeció al Único. La frialdad del delantero, para anticipar y cambiar el destino del balón, le devolvió las esperanzas a los de Núñez. Con el 1 a 1 se intercambiaron los roles y los porteños se convirtieron en los acreedores del dominio territorial y anímico del espectáculo.
Cuando restaban 20 minutos para el cierre, toda la magia que había estado ausente apareció en una extraordinaria maniobra de Teófilo Gutiérrez. Los amagues del colombiano enloquecieron a la defensa local y los mareos generaron que Jonathan Shunke anote contra su propia puerta. Con el 2 a 1, River mantenía su invicto y se consolidaba como candidato a quedarse con el boleto a la siguiente fase.
Finalmente, la pésima tarea de Abal volvió a ser protagonista en la noche platense. Por una supuesta simulación, Carlos Sánchez se fue expulsado y la inferioridad numérica debilitó a la visita. El cabezazo de Guido Carrillo y la notable tapada de Barovero representaron el dramático desenlace, aunque la escasez de creatividad ofensiva facilitó la labor de los marcadores "millonarios".
Si bien el domingo volverán a enfrentarse, la verdadera revancha se establecerá el jueves 6 de noviembre en el Monumental. Sin dudas, los de Mauricio Pellegrino se mentalizarán en cambiar el nombre de la primera saga que entregó esta Trilogía: A sus plantas rendido un León.
Por Fernando Taveira – ftaveira@infobae.com