llegó como todos los días a su oficina, preparó su café y se sentó a leer las novedades. Nada nuevo, alguna formalidad que cumplir, un formulario que llenar y una firma que estampar. Rutina. Un día más de esa rutina que él adoraba en cumplimiento de su vocación y profesión.
Vickers es, desde hace ocho años, el "sargento en armas" del Parlamento de Canadá, el equivalente al jefe de seguridad de los más importantes hombres de ley de ese país de América del Norte. Ayer, luego de cumplir con sus tareas de rutina y antes del mediodía, se convirtió en el nuevo héroe nacional y en la portada de los más prestigiosos diarios del mundo, como el iWashington Post/i, que contaron su historia.
Además de ser el responsable de cuidar de la seguridad de la Cámara de los Comunes, Vickers tiene a su cargo la protección de los edificios que componen el campus legislativo canadiense.
Ayer, fue clave en evitar que el terrorista islámico que irrumpió a los tiros en el Parlamento continuara con su masacre. Al escuchar los disparos y ponerse en conocimiento de lo que ocurría, Vickers retornó a su oficina, abrió el cajón de su escritorio y tomó su arma. Bajó calmo en medio del caos, identificó al agresor y disparó. Fue suficiente. Puso punto final a la vida del extremista, que ya había asesinado a un soldado en el edificio.
Aunque oficialmente ninguna agencia gubernamental anunció que fue Vickers quien terminó con la vida del terrorista, miembros de la Cámara de los Comunes lo felicitaron en sus cuentas de Twitter. Tampoco Vickers confirmó que haya sido él quien lo abatió. Sin embargo, todos lo señalan como el héroe.
Condecorado por sus 29 años en la Policía Montada Real de Canadá, luego de matar al terrorista, este hombre canoso y abuelo llamó a su madre para notificarle que estaba bien y ningún disparo lo había alcanzado.
Quienes no lo conocen en profundidad, dicen que Vickers no da la impresión de ser un hombre de tal fiereza y frialdad. Parece una persona de otra época, señalan. Sin embargo, es un policía moderno que trabajó en investigaciones de homicidios, tráfico de drogas, trata de blanca y niñas, abusos sexuales y otros casos resonantes, según consignó el diario norteamericano The Washington Post.
Miembros del Parlamento y del Gobierno agradecieron al sargento su accionar heroico. Por ejemplo, el ministro de Justicia y fiscal general, Peter MacKay, escribió: "Todo Ottawa seguro y fuerte. Gracias a Dios por el sargento en armas, Kevin Vickers, y nuestras fuerzas de seguridad. Verdaderos héroes".
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