"No quiero entrar al grupo de países xenófobos", decía Cristina Kirchner hace cuatro años

La jefa de Estado había cuestionado en un discurso público a quienes pedían normas más duras contra los delincuentes extranjeros. Horacio Verbitsky escribió recientemente que con la iniciativa Sergio Berni "buscaba votos con la represión"

"No estoy dispuesta a que la Argentina se integre al club de países xenófobos del planeta". Esas fueron las palabras de la presidente Cristina Kirchner en octubre del 2010 al anunciar la creación del Ministerio de Seguridad, recibidas con aplausos de aprobación por algunos de los referentes de los Derechos Humanos vinculados al kirchnerismo -Estela De Carlotto, el ex juez Baltasar Garzón- que se encontraban en el acto celebrado en la Casa Rosada.

Ahora, cuatro años después, la Presidente parece haber cambiado de opinión. En su alocución de ayer anunciando que enviaría al Congreso un proyecto de ley de reforma del Código Procesal Penal, la mandataria adelantó que la nueva normativa prevé expulsar a los extranjeros "sorprendidos in fraganti en la comisión de un delito" y que estos "no podrían reingresar al país en 15 años".

"Es una figura que seguramente va a generar alguna controversia", reconoció Cristina Kirchner, pero enseguida argumentó que se trataba de "una protección que merecemos los argentinos, que merece el conjunto de la sociedad frente a lo que se ha venido observando como un fenómeno creciente de extranjeros que ingresan al país a delinquir".

El drástico contraste entre el discurso de apenas unos años atrás y el proferido en el día de ayer cobra más significación si se tiene en cuenta que los dichos de la mandataria estaban enmarcados en una dura respuesta a Mauricio Macri por sus opiniones sobre la política inmigratoria "descontrolada", que en opinión del jefe de Gobierno porteño había causado los desmanes en el Parque Indoamericano.

Y añadió: "Yo, por lo pronto, en mi casa de Calafate tengo a María y a Ramón, dos maravillosos chilenos que cuidan hace años y quién no le fue alguna vez un albañil paraguayo o boliviano a arreglarle su casa, quién no tiene un encargado de edificio uruguayo; por ejemplo, los últimos dos encargados de edificio donde vivía aquí en Capital fueron uruguayos".

Esta modificación del discurso presidencial, que por descontado se traducirá en una nueva normativa, al contar el oficialismo con mayoría en ámbas Cámaras, puede interpretarse como una victoria del secretario de Seguridad Sergio Berni, quien dos meses atrás, y luego de que un grupo de chilenos intentaran robar un supermercado y se tirotearan con la Policía, había pedido leyes para expulsar a los extranjeros que delinquen.

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Esta propuesta de Berni no había sido bien recibida por el ala izquierdista del kirchnerismo. En una columna publicada en Página/12 con el título "Suenan alarmas de xenofobia", la ex ministra de Seguridad y actual embajadora argentina ante la OEA, Nilda Garré, dijo que el debate surgido de las declaraciones del funcionario de Seguridad era "inverosímil" pero opinó que "el campo nacional y popular" debía tomárselo "muy seriamente".

"Las consecuencias laterales, no deseadas, de haber destapado la caja de Pandora de la xenofobia, despertando un componente de intolerancia que se encontraba latente en la sociedad, no deben ser subestimadas por las fuerzas políticas y sociales del arco progresista", escribió Garré, quien manifestó su sorpresa ante la aparición de esta discusión a la que tildó de "liberal", ya que estas surgían "en países con crisis económicas" y la Argentina "ha salido indemne de la gran crisis financiera de 2009 y sus coletazos posteriores".

Por su parte, Horacio Verbitsky, periodista cercano a la Presidente, se metió en la polémica y en su habitual columna de los domingos en Página/12 se despachó contra Berni, a quien llamó "un "macho malo de la política" y lo acusó de "buscar votos con la represión, sin reparar en formas ni derechos".

En la misma publicación, una nota fechada el 15 de octubre del 2014 bajo el título "Para desterrar mitos sobre el inmigrante peligroso" daba cuenta de una reciente exposición del juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni, en un encuentro sobre "periodismo y población migrante". Sin hacer mención explícita a la discusión originada por las palabras de Berni, el artículo reflejaba las posturas antagónicas dentro del oficialismo.

Vale recordar además que el año pasado, buena parte del arco kirchnerista repudió declaraciones del diputado socialista Hermes Binner, que había vinculado el aumento de la marginalidad en ciertas áreas de Rosario con la llegada de ciudadanos de Paraguay y Bolivia.

"Binner busca afuera lo que debería encontrar adentro, esta vez ya no pretendiendo descargar su responsabilidad sólo al gobierno nacional sino también a los vecinos de barrios rosarinos con precariedades y necesidades insatisfechas", expresaron en un comunicado varios diputados nacionales de Santa Fe integrantes del Frente para la Victoria.