La muerte en un accidente aéreo en Moscú de Christophe de Margerie, presidente de la mayor empresa francesa, la multinacional petrolera Total, suscitó el martes gran conmoción en Francia. En Rusia, el presidente Vladimir Putin rindió tributo a quien consideró un "verdadero amigo" de su país.
El avión privado del empresario, un Falcon-50, colisionó el lunes a las 20h00 GMT, en el momento de despegar, con una máquina quitanieves del aeropuerto de Vnoukovo. En el accidente murieron los tres tripulantes y el directivo de 63 años, presidente de la primera empresa francesa por beneficios y volumen de negocios, y segunda por capitalización bursátil.
Según el comité de investigación ruso, el accidente se debió a una "negligencia criminal" de la dirección del aeropuerto moscovita. Los investigadores indicaron que el conductor de la máquina quitanieves estaba ebrio, lo que desmintió el abogado de éste.
"No se trata de un trágico concurso de circunstancias sino de una negligencia criminal de funcionarios" que fallaron en su labor de coordinar correctamente a sus empleados, indicó el comité. Añadió que algunos miembros de la dirección de Vnoukovo que pudieran entorpecer la investigación serían "suspendidos de sus funciones".
Según el diario ruso Vedomosti, Margerie volvía a París después de una reunión con el primer ministro Dimitri Medvedev, centrada en las inversiones extranjeras en Rusia.
El francés, con buenos contactos entre la dirigencia rusa, era favorable a las inversiones en este país, en un contexto de tensión por las sanciones occidentales a Moscú en el marco del conflicto ucraniano.
Margerie consideraba inútiles estas sanciones y abogaba por un "diálogo constructivo" con Rusia.
Presente en 130 países de todos los continentes, Total tuvo en 2013 un volumen de negocios de 189.500 millones de euros (USD 245.000 millones), emplea a 100.000 personas y es la primera empresa francesa por la talla de sus actividades.
El grupo es además la quinta compañía petrolera y gasífera del mundo cotizada en bolsa, en términos de capitalización.
"Total debe seguir su camino" tras la muerte de su presidente, declaró el martes el secretario general del grupo, Jean Jacques Guilbaud. Margerie murió sin haber designado a un sucesor, pero estaba rodeado de lugartenientes capaces de tomar el mando, según fuentes de la empresa.
Nacido el 6 de agosto de 1951, Christophe de Margerie creció en una familia de diplomáticos y dirigentes empresariales. Estaba casado y tenía tres hijos.
Conocido como el "Gran Bigotes", por su tupido mostacho blanco, se convirtió en presidente de Total hace cuatro años, tras toda una vida en el seno del gigante petrolero, donde subió peldaño a peldaño hasta entrar en el comité directivo en 1992, antes de convertirse en director general para Oriente Medio tres años después.
Bajo su égida, Total aceleró en los últimos años las inversiones en exploración, para cumplir los objetivos ambiciosos de crecimiento de su producción petrolera, al tiempo que se deshacía de otras actividades.
Sin embargo, la imagen del grupo se ha visto afectada por varias catástrofes, como el naufragio frente a las costas francesas del petrolero "Erika" en 1999, y la explosión de su filial de abonos AZF en 2001 en Toulouse, en el sur de Francia, o su implicación en el escándalo "petróleo contra alimentos" en Irak.
La imagen de Total también se ha degradado en Francia, donde los franceses se quejan de que el grupo no pague impuestos en su propio país --donde es deficitario-- pese a sus muy importantes beneficios globales.