Larisa Kazakova, de 32 años, estaba cansada de que su hermano de 29, Mukhtarbek, no trabajara y viviera a costillas de ella. Pero no sabía cómo resolver el problema.
Nacidos en Kirguistán, habían migrado ilegalmente a Rusia con la misión de conseguir trabajo y enviar dinero a su familia, que era muy pobre. Se instalaron en la ciudad de Surgut, en Siberia Occidental.
Luego de unos primeros meses difíciles, Larisa logró conseguir empleo y empezó a progresar. Pero su hermano era la contracara. Pasaba la mayor parte del día sin hacer nada y gastaba el dinero en alcohol y en otras distracciones.
Según declaró más tarde a las autoridades, en más de una oportunidad lo amenazó con mudarse sola. Pero Mukhtarbek reaccionaba violentamente y no le hacía caso.
Como acudir a la policía no era una opción, dado que eran inmigrantes ilegales, la mujer llegó a la conclusión de que la única salida era asesinar a su hermano. Entonces decidió contratar a un sicario.
Cuando comenzó a buscar asesinos a sueldo por internet, la policía no tardó en enterarse de la situación. Pero como esa búsqueda no era evidencia suficiente para encerrarla, ideó un plan cinematográfico.
Un oficial se hizo pasar por asesino profesional y le ofreció sus servicios. Tras acordar sus honorarios -unos 2.400 dólares-, le dijo que unos días más tarde se pondría en contacto con ella.
En el ínterin, los agentes se pusieron en contacto con Mukhtarbek y lo convencieron de hacer una producción fotográfica en la que simularía estar muerto. Con un maquillaje de primer nivel, lo dejaron como si hubiera recibido un disparo letal en la frente.
Para terminar, el falso sicario se reunió con Larisa y registró el encuentro con una cámara oculta. Luego de mostrarle un celular con las fotos de su hermano "muerto", ella sacó el dinero y le pagó lo acordado.
Completada la transacción, el agente reveló su identidad y la apresó. Ahora podría pasar ocho años y medio en la cárcel.