Los mercados están subestimando el reto que el próximo presidente de Argentina enfrentará para controlar una tasa de inflación anual de 40%. "Eso va a ser muy difícil de resolver para cualquier persona que llegue, incluso el mejor equipo económico", señaló Sebastián Briozzo, director de calificaciones soberanas de S&P, en una entrevista con la agencia Bloomberg en Nueva York. "No hay demasiados casos de inflación que baje del 40% a un dígito dentro de cuatro años sin una reformulación integral mayor o una crisis económica", agregó.
El alza de los precios en la Argentina ha contribuido a la demanda de dólares por parte de particulares que buscan protegerse contra la erosión del valor de sus ahorros, empujando las reservas internacionales a la baja. La cantidad de pesos en circulación ha aumentado un 25% en el último año hasta 677 millones de pesos como gasto público.
Los precios al consumidor subieron un 40,4 por ciento en agosto respecto al año anterior, según el grupo de legisladores de la oposición que han compilado estimaciones privadas desde que el Gobierno multó a los economistas en 2011 por cuestionar la tasa oficial de inflación.
El Gobierno revisó su agencia de estadísticas de este año (el Indec) después de que el Fondo Monetario Internacional censurara al país por la publicación de datos económicos falsos. El nuevo índice de inflación, que aún no cuenta con una tasa anual, fue de 1,3 por ciento en agosto.
El diputado Sergio Massa señaló en su cuenta de Twitter que iba a poner fin a los controles de divisas dentro de los 100 días de haber sido elegido presidente. "Hay que calmar al mercado y retornar a un modelo virtuoso que atraiga la inversión extranjera y cambie las expectativas", escribió. "Al cambiar su política económica, en el futuro Argentina puede recuperar el ritmo de inversión de otros países de la región".