Era la primera visita de Albania a Belgrado desde 1967 con un fuerte conflicto territorial como trasfondo: la independencia de Kosovo en el contexto del desmembramiento de Yugoslavia luego de la Guerra de los Balcanes. La mayoría de la población de Kosovo (se declaró independiente de forma unilateral en 2008 y fue reconocida en 2010) es albanesa y hay un proyecto para constituirse en una sola nación, mientras que Serbia sigue pensando a Kosovo como una provincia que les pertenece.
El fútbol absorbió todos estos conflictos y el resultado final fue un caos. En el medio del cotejo que enfrentó a Albania, que tuvo en su plantel a siete jugadores nacidos en Kosovo, con Serbia por las Eliminatorias de la Eurocopa 2016, un dron sobrevoló el campo de juego con una bandera albanesa y una referencia al conflicto (autonomía, decía).
El defensor del local, Aleksandar Mitrovic, tomó la bandera y la bajó, generando una gresca en el campo de juego entre los jugadores, que se trasladó a las tribunas, donde los hinchas locales encendieron bengalas e intentaron meterse en el campo. El árbitro británico Martin Atkinson debió suspender las acciones del juego a los 43 minutos de primer tiempo.