Un equipo de investigadores griegos que investigaba una tumba descubierta en 1977 en Vergina, Grecia, ha confirmado que los restos encontrados pertenecieron al rey macedonio Filipo II, padre de Alejandro Magno y asesinado en el año 336 A.C., y a una mujer no identificada.
Según detalló Theodore Antikas, jefe del equipo, 350, encontrados en dos sarcófagos, fueron estudiados en busca de patologías, y marcas de actividad o trauma para ayudar a identificar quienes fueron.
Durante la investigación, una tomografía computarizada detectó un severo trauma facial en el rostro de uno de los cráneos, lo cual coincide con la herida que dejó tuerto al rey en el año 354 A.C. También se registraron varios golpes que sufrió en varias batallas, según los relatos históricos.
Por otra parte, la identidad de la mujer aún no ha sido aseverada, pero Antikas sospecha que se trata de la hija del rey escita Ateas, debido a que se encontraron armas pertenecientes a ese pueblo, según informa Discovery News.
La comunidad científica ha debatido sobre el origen de los huesos desde que la tumba fue descubierta, junto con otras dos, en 1977 por el arqueólogo Manolis Andronikos. Una de las otras tumbas contenía solamente una pintura de la Violación de Perséfone y en la restante se encontraba una urna funeraria con los huesos de un adolescente.
Los hallazgos serán presentados oficialmente el viernes en el Museo Arqueológico de Tesalónica, donde se espera que, con el sostén de evidencia como tomografías y numerosos análisis, se de cierre al largo debate.