La presidente Dilma Rousseff recurrió a un viejo recurso de la política cuando se cree que se pierde caudal de votos o se considera que las posibilidades de ganar una elección corren peligro: atacar a su contrincante y asustar a los electores.
Esta vez el objetivo de sus ataques fue el candidato del PSDB, a href="https://www.infobae.com/" rel="noopener noreferrer" Aécio Neves/a, quien hasta el domingo pasado no era tenido en cuenta por el búnker de campaña de la presidente, quien estaba centrada en lanzar sus dardos contra quien hasta hace poco era considerada su rival por vencer: Marina Silva.
En esta oportunidad, Rousseff señaló por su cuenta de Twitter: "No sé si ustedes saben, pero ellos (PSDB) prohibieron al gobierno federal construir la escuela técnica federal", comenzó la mandataria del Partido de los Trabajadores (PT).
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En su siguiente tuit, Rousseff agregó al ex presidente Lula Da Silva en su campaña: "Yo y Lula cambiamos eso y construimos un 1700 por ciento más de escuelas técnicas federales".
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También expresó que tiene otro compromiso, que es uno de los déficit crónicos de los últimos gobiernos del PT: la corrupción. "Mi segundo compromiso moral es combatir la corrupción en Brasil", dice la presidente que hace cuatro años que está al frente del Gobierno y cuyo partido gobierna hace casi doce años.
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En primera vuelta, Rousseff y su equipo de campaña castigaron con dureza a Silva, la candidata que parecía que llegaría en segundo lugar en las últimas elecciones. Sin embargo, el ascenso de Neves en las últimas semanas lo colocaron en una expectante situación que pone en riesgo la permanencia de Dilma como presidente de Brasil. Ahora, su equipo de comunicación comenzó con la receta que le dio resultado para sepultar las aspiraciones de Silva: atacar a su contrincante.