El cuerpo de la primera víctima de ébola diagnosticada en los Estados Unidos, Thomas Eric Duncan, deberá recibir un tratamiento especial, dado que las personas que entren en contacto con sus restos tiene el riesgo de contagiarse el mortal virus.
Los fluidos corporales, como la sangre y la saliva, son la principal vía de contaminación, y el virus continúa activo aunque la persona haya fallecido. Por eso, el Centro de Control de Enfermedades estadounidense estableció una guía con los pasos a seguir en los hospitales y mortuorios ante muertos por ébola.
Los expertos del hospital de Dallas donde Duncan murió hoy y quienes manipulen su cuerpo deben llevar una protección especial que incluye un traje con un cobertor extra, gorra, máscara facial, cobertores en los zapatos y dos pares de guantes. Luego deben quitarse todo esto con extremo cuidado y lavarse meticulosamente las manos, según recoge un reporte de NBC News.
El cuerpo de Duncan no debe ser lavado para evitar que sus fluidos contaminen. El protocolo establece que sea puesto dentro de una bolsa de plástico hermética y una segunda bolsa protectora. Estas bolsas y el cuarto donde estuvo el cadáver deben ser desinfectados.
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El cochero que traslade el cuerpo a la funeraria no necesita tomar recaudos especiales, pero sí quienes se ocupen de las pompas fúnebres. Los restos deben ser calcinados para cerciorarse de que ya no suponga una amenaza. Tras todo esto, se podrá celebrar un funeral.
En el país más afectado, Liberia, los muertos infectados con ébola son incinerados, ante la gran cantidad de cuerpos y el severo peligro que representan en la propagación del virus. Allí, alrededor de 2.000 personas enfermas fallecieron. A nivel global, las víctimas fatales ascienden a 3.400.