Avanza la primavera, pero las consecuencias del invierno atípico que pasó por estas latitudes sigue teniendo consecuencias comerciales. En el puerto de Bahía Blanca, son cuatro las naves que esperan el visto bueno para descargar gas natural licuado (GNL) al buque regasificador Express, amarrado en el muelle de Compañía Mega.
Ayer a la mañana, ingresó al estuario bonaerense una nueva embarcación, el Lena River, que se agrega a los expectantes Sestao Knutsen, British Ruby y Lobito. Cada uno de los cuatro buques tienen en sus bodegas alrededor de 55.000 toneladas de combustible.
Los mismos inconvenientes ocurren en el puerto de Escobar, donde "hacen tiempo" los buques Ibérica Knutsen, el Polar Spirit y el Artic Spirit, publicó esta mañana el diario Clarín.
Desde el sector, advierten que es "inédita" la cantidad de embarcaciones que se encuentran a la espera. Las razones principales son dos. Por un lado, los conocidos problemas de faltante de divisas, que en este caso limitan a la empresa Enarsa el pago de u$s50 millones por cada buque gasífero. Por el otro, el desplome del consumo de gas a raíz del incremento de las tarifas residenciales y la recesión que, junto a las elevadas temperaturas de este invierno, ocasionaron una sobreoferta del gas.
Asimismo, colaboró en la sobreestimación de la demanda de GNL la tendencia a reemplazar GNL en las centrales termoeléctricas por gasoil, un combustible más barato del cual hay excedente debido al crecimiento de su producción.
En términos comparativos, el consumo eléctrico de agosto cayó 3,6 por ciento en relación a mismo mes de 2013. De acuerdo a las estimaciones de Fundelec, la temperatura promedio entre junio y septiembre fue de 15º3, superior a los 12º7 de 2013 y por encima de la media histórica ubicada en 12º5.
"El invierno fue benigno, la gente consumió menos y no hay espacio para almacenar el gas", comentó a la agencia Bloomberg Sebastián Scheimberg, analista de Montamat y Asociados. La solución, de acuerdo a su opinión, es que la Argentina construya "de manera urgente" una planta almacenadora de GNL.
El primero de los buques llegó a la zona el 22 de septiembre, por lo que acumula ya dos semanas en espera. Además de complicar la logística, la prolongación de la espera tiene su costo, ya que le cuesta al Estado un adicional de u$s15.000 diarios, según estimaciones de YPF citadas por Bloomberg.