La falta de un territorio propio, sumado a la muerte de seis millones de judíos, dieron origen definitivo a la construcción de un Estado para una religión que desde hacía años venía reclamando un lugar para todos sus miembros debido a las condiciones hostiles y a las reiteradas persecusiones sufridas a lo largo de su historia.
Sesenta y seis años después de la creación del Estado de Israel, la población judía de todo el mundo está altamente concentrada en sólo dos países: Israel y EEUU, que tienen, cada uno, más del 40% de los 14 millones de judíos del planeta.
Así, en conjunto, el 81% de todos los adherentes a esta religión viven en alguno de estos dos países, mientras que -en conjunto- las dos naciones concentran sólo el 5% de la población mundial.
Los datos surgen del reconocido centro de investigación Pew Research Center. "Los judíos constituyen un grupo que ha emigrado a menudo a lo largo de la historia debido a las condiciones hostiles a las que se vio sometido, incluyendo el Holocausto", explican.