Durante los disturbios en Londres en 2011, las personas usaron BlackBerry Messenger para comunicarse. Durante la Primavera Árabe en 2012, los usuarios de Twitter usaron la red social para expandir el movimiento revolucionario. El año pasado en las protestas de Turquía se recurrió a las VPN.
Tras la censura de Instagram y por miedo a que el gobierno de China bloquee las señales telefónicas y de internet, los manifestantes de Hong Kong encontraron una herramienta para enfrentarse a la represión: FireChat, una aplicación que permite que sus usuarios se comuniquen usando bluetooth en lugar de la red de internet.
Desde que su utilidad fue reportada por el activista Joshua Wong, más de 100 mil personas han descargado la aplicación en tan solo 24 horas y hasta 33 mil la han usado al mismo tiempo. Además, cada nuevo usuario aumenta el rango de la red. "Usualmente, cuanta más gente está en el mismo lugar, menos conectividad tiene uno. Con nuestro sistema, es lo opuesto", dijo Micha Benoliel, uno de los creadores.
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La gran desventaja de la aplicación, que fue usada extensamente por estudiantes de Taiwán en sus manifestaciones contra Pekín en marzo, es que los chats son públicos, lo que permitiría que el gobierno de China también los vea. Por este motivo se aconseja a los usuarios que adopten seudónimos, en lugar de usar sus verdaderos nombres, según informa The Guardian.
"Nuestro objetivo siempre ha sido la libertad de expresión, para ayudar a que la información se disemine. Así que esto es perfecto", agregó Benoliel.