La NASA difundió una serie de imágenes satelitales que evidenciaron con toda crudeza algo que los ciudadanos de Kazajstán y Uzbekistán saben hace rato: el Mar Aral es sólo una huella de lo que era hace medio siglo.
En rigor se trata de un mar interior o lago endorreico, de agua salada. En 1960 tenía una superficie de 68.000 kilómetros cuadrados y era el cuarto más grande del mundo. Hoy, con suerte, llega al 10% de ese tamaño.
Las fotografías tomadas el 19 de agosto 2014 por el instrumento MODIS, a bordo del satélite Terra, muestran que recientemente terminó de perder su lóbulo oriental, que hasta el 2000 conservaba en su totalidad.
¿Qué pasó? Como en tantos otros desastres naturales, intervino la mano del hombre. En este caso, la de la Unión Soviética, en cuyo territorio se encontraba el Mar Aral.
En los 60, Moscú decidió desviar el curso de los ríos Amu Darya y Syr Darya, los dos principales afluentes del Aral, para irrigar tierras de cultivo. Desde entonces comenzó a secarse lentamente.
Hacia el 2000 ya había perdido la unidad y estaba partido en dos. La parte norte en Kazajstán, y la sur en Uzbekistán.
A su vez, esta última se había subdividido en dos lóbulos, uno occidental y otro oriental. Precisamente éste es el que terminó de desaparecer en la última década.
Las causas del deterioro ocurrido en estos años son un menor nivel de lluvias y de nevadas en las montañas de Pamir, lo que redujo aún más el flujo de agua del río Amu Darya. A esto se suma que el desvío del curso para riego no ha cesado, lo que dejó al mar casi sin fuentes de abastecimiento.