La Asamblea General de la ONU con presencia de dirigentes de 193 países se celebra en un escenario de numerosos conflictos mundiales, con un gran protagonismo de la amenaza del yihadismo radical y la coalición internacional que sigue añadiendo socios en negociaciones en los pasillos de la Organización de Naciones Unidas.
El secretario de Estado de los EEUU, John Kerry, aseguró el martes en Nueva York que más de 50 países se han unido ya a la coalición internacional contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) que impulsa el Gobierno estadounidense, entre ellos, Turquía.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, respaldó el martes en esta ciudad los bombardeos de los Estados Unidos y varios países árabes contra posiciones del ISIS, aunque no precisó si su país se unirá a la operación militar.
La alerta por la epidemia del ébola en África occidental, las negociaciones nucleares con Irán, la crisis de Ucrania o el frágil alto el fuego en Gaza son algunos de los temas de política exterior que también tendrán relieve en la Asamblea General.
Los países latinoamericanos pedirán la reforma de la ONU, y muchos respaldarán la reclamación de la Argentina para establecer un marco regulatorio internacional que ponga coto a las operaciones de los los fondos especulativos, según fuentes diplomáticas.
El debate, por tradición, lo abrirá la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, seguida de los Estados Unidos, como país anfitrión, Uganda, que preside este año la Asamblea General, y España.
Este miércoles intervendrán, además, entre otros, los jefes de Estado o de Gobierno de Chile, Francia, México, la Argentina, Turquía Bolivia, República Dominicana, Costa Rica, Honduras, Venezuela y el Reino Unido.
Centenares de reuniones cruzadas hacen también que la sede de Naciones Unidas y el centro de Manhattan, donde se concentran los hoteles en los que se alojan las delegaciones, se conviertan en esta semana la mayor concentración de negociaciones de la diplomacia mundial.