Entre bonos soberanos y de la estatal Petróleos de Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro deberá pagar 6.440 millones de dólares en octubre, un tercio de los u$s20.800 millones de reservas declaradas en divisas. Un 70% de ellas, además, está constituido en lingotes de oro, cuya cotización está en baja desde hace tres meses.
No obstante, el Gobierno podría tener un alivio en los 9.300 millones de dólares que tiene en fondos paralelos, que maneja discrecionalmente, según subrayó el economista Asdrúbal Oliveros, de la firma Ecoanalítica.
La economía venezolana enfrenta un estancamiento de exportaciones petroleras, que aportan el 96% de las divisas. También una creciente demanda de importaciones -por ejemplo, el 45% de los alimentos consumidos- debido a la progresiva caída de la producción local, a lo que se suman las denuncias de decenas de millonarios casos de corrupción con divisas subvencionadas.
El Banco Central de Venezuela (BCV) ha reconocido que las reservas internacionales perdieron una cuarta parte en 18 meses, mientras que la ausencia de medidas económicas efectivas frente a esta caída alimenta dudas sobre si el país podrá cumplir con los tenedores de títulos.
Hay dudas sobre si el país podrá cumplir con los tenedores de títulos
"Pareciera que no puede haber una oferta de dólares eficiente" para alimentar las necesidades del país, afirmó David Alayón, director de Kapital Consultores, a la agencia de noticias AFP en Caracas.
A su juicio los bonos venezolanos están reflejando "el efecto" de que no se ejecutara "ninguna de las medidas prometidas por Rafael Ramírez", ex vicepresidente para el Área Económica y presidente de la poderosa PDVSA y actual canciller. En septiembre, los bonos perdieron hasta 10 puntos en una semana y se recuperan parcialmente.
"No ocurrió la unificación cambiaria anunciada por Ramírez", que eliminaría las tasas de 6,3, 11 y 50 bolívares por dólar y daría paso a una cotización cercana a los 30 bolívares, lo que ayudaría a disminuir el déficit fiscal, explicó Alayón.
"Eso y la salida de Rafael Ramírez pusieron muy nervioso y volátil al mercado", que tampoco recibió de buena manera "que pareciera que ganan terreno los radicales" en el control de las políticas económicas, de acuerdo con el especialista.
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Por su parte, Asdrúbal Oliveros apuntó que "a ciencia cierta no se tiene claridad de cuánto tiene el Gobierno" en esos fondos paralelos, lo que "exacerba el nerviosismo" en los mercados. "La dinámica de inacción, los cambios de funcionarios y la baja del precio del petróleo son una serie de elementos que efectivamente elevan la preocupación de los inversionistas", añadió.
Para Alayón, un pago puntual de los bonos busca mantener abierta la ventana de un posible financiamiento externo. "La deuda interna es un default selectivo, pero si no pagan la deuda externa (financiera), se cierra la posibilidad de acceder el año que viene, o los sucesivos, a un financiamiento con el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo", indicó.
El déficit fiscal se estima en un 15% del PIB
El enorme déficit fiscal, que se estima en 15% del Producto Interno Bruto, forzó en un año una frenética impresión de bolívares sin respaldo, lo que duplicó el circulante y alimentó una inflación del 63,4% interanual.
Sobre las obligaciones en divisas para importaciones de bienes y servicios, los retrasos suman más de 10.000 millones de dólares, según reportes de las empresas privadas, en áreas como alimentos, medicinas, aerolíneas, insumos químicos o el sector automotriz.