El 25 de mayo de 1973 Héctor Cámpora asumió la presidencia, poniendo fin a siete años de dictadura militar. En ese momento había varios grupos guerrilleros operativos. El "Tío" pidió una "tregua" a las organizaciones armadas argumentando que su gobierno iba a "lograr la liberación". Las que adscribían al peronismo acataron y cesaron, al menos por un breve lapso, sus operaciones armadas.
Por su parte, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) avisó que no atacaría al Gobierno ni a las "instituciones gubernamentales", porque representaban "la voluntad popular", pero aclaró que seguiría "combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias".
La policía también quedaba fuera de la mira del ERP, mientras "permanezca neutral" y "no colabore con el ejército en la persecución de la guerrilla y en la represión a las manifestaciones populares". Los encomillados pertenecen a un comunicado de abril de 1973 y que llevaba la firma de Roberto Santucho, máximo líder del ERP. O sea, la organización iba a seguir su actividad armada en democracia.
El gobierno de Cámpora fue efímero. Fueron 49 días convulsionados. Lo sucedió Raúl Lastiri, en forma interina, y en octubre Juan Domingo Perón asumió por tercera vez como presidente. En enero del 74, el ERP redobló la apuesta y atacó la guarnición de Azul, provocando una dura reacción de Perón y la salida del gobernador bonaerense, Oscar Bidegain. No sería el primer ataque del ERP a un cuartel en democracia. A fines de junio, planificaron "copar" la fábrica de pólvora y explosivos de Villa María, en Córdoba, pero la muerte de Perón el 1° de julio los hizo posponer la operación. Finalmente se concretó el 10 de agosto. Ese día, los comandos del ERP tomaron un hotel alojamiento llamado "El Pasatiempo" como base de operaciones y desde allí dirigieron el ataque a la guarnición, de la que se llevaron armas y secuestraron al mayor Argentino del Valle Larraburre, subdirector del cuartel cuartel cordobés. El militar estuvo cautivo en una cárcel del pueblo y más de un año después, el 19 de agosto de 1975, apareció muerto lejos de allí, en Rosario. Lo habían asesinado.
El documental El copamiento relata lo ocurrido en Villa María. Cuenta con testimonios de varios protagonistas directos e indirectos de aquel episodio de los violentos años que vivió el país. El film es el trabajo final de grado de Mariana Britos y Mauro Pérez, dos egresados de la Licenciatura en Diseño y Producción de Imagen de la UNVM. El copamiento fue seleccionado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en una convocatoria para posproducción en documental digital. Así fue como la cinta se presentó en diferentes espacios del país. Cuando se estrenó en el Bafici se produjo un encendido debate entre los espectadores e incluso generó polémica en las redes sociales. En los últimos días fue exhibido en el Colegio de Abogados porteño. Allí estuvo Infobae, que dialogó con los realizadores.
¿Qué predisposición encontraron en las personas que buscaron para dar testimonio?
Britos: "El tema de la predisposición fue relativo. Encontramos personas dispuestas a participar sin ningún problema, dispuestas a brindar su imagen dentro de la película. Otras decidieron permanecer en el anonimato, brindando información, datos muy útiles para entender lo que fue pasando, pero como fuentes reservadas. Y otras personas, que son dos, dieron nota de audio, pero sin brindar su imagen.
En cuanto a las personas que estuvieron ocupando un cargo en el Ejército en ese momento, habremos visto a siete u ocho, no quisieron hablar. Quienes ocuparon cargos militares en la fábrica en ese momento –no los ingenieros, que eran civiles–, ninguno quiso brindar testimonio ni nombre ante la cámara.
¿Cómo vive hoy el tema la gente de Villa María? ¿Lo tienen presente? ¿Cómo influyó el documental?
Pérez: "Cuando decidimos tocar este tema, al no haber información, y al toparnos con semejante cuestión, nos dimos cuenta de que ameritaba mucha investigación. Nuestro trabajo desde la primera investigación hasta la película terminada llevó aproximadamente cinco años. Un año y medio de investigación pura, de campo, pero por supuesto que la investigación siguió avanzando a medida que tratamos el tema. Mucha gente lo contaba como anécdota, otra no se animaba a hablar. Mucha gente hoy empieza a reflexionar viendo la película. Hay mucha intriga sobre qué es lo que cuenta la película, están intrigados en saber qué se muestra, un poco juega lo localista, ser de Villa María".
Britos: "El tema del motel todos lo recordaban, o sea, el toque digamos 'humorístico', que no se entienda mal. Ese toque de color, que fue tomar el motel El Pasatiempo como base de operaciones del copamiento de la fábrica, lo recordaban todos. Nosotros le preguntábamos a cualquier persona y decían 'ah, sí, el motel Pasatiempo'. Lo otro que se recordaba mucho también era el caso de Larrabure".
¿Cómo vivieron el caso de Larrabure, un caso paradigmático de esa época de violencia?
Britos: "El tema Larrabure es otra película. El copamiento dura 80 minutos y en 10 se trata de sintetizar lo de Larrabure, que pasó esa noche, pero continuó después. Es un tema para explayarse e incluso para hacer otra película. Ninguno de los militantes del ERP que dieron testimonio para el documental estaba en el grupo encargado del secuestro. Ellos estaban divididos en varios grupos, y ninguno estaba en el de secuestro. Tampoco ninguno estuvo en el grupo que después llevó a Larrabure a Rosario, no tenían información directa. Lo que sí hablaron, y sostienen lo que dice la revista Estrella Roja, es que el objetivo era canjearlo por presos políticos. En la película mostramos la carta en donde el mayor Larrabure escribe sobre el tema del canje. Ellos dicen que no lo quisieron torturar ni nada de eso, y que se deprimió y se suicidó. Se atienen a esa línea oficial (del ERP) que mostró la revista".
¿Qué repercusiones de la película tuvieron?
Pérez: "Que hoy estemos en Buenos Aires, invitados por un crítico como Paraná Sendrós, que nos vio en el Bafici, es muy importante. Muchos piensan que del interior nunca se puede llegar y yo creo que con esfuerzo, poniendo lo mejor, la mayor fuerza de trabajo, se pueden cumplir los objetivos que uno anhela. Nuestro objetivo es difundir la película, otro es entrar en el Instituto, que nos puede dar pantalla, el Espacio INCAA. Es un punto de aliento para seguir intentando y avanzando. Sin espectadores no hay película".
Britos: "El primer objetivo que teníamos, que era nuestra tesis. Luego, poder entrar al Instituto Nacional de Cine y Artes Visuales. Presentamos para posproducción de documental digital, ganamos la convocatoria, nos fomentó el Instituto. Después el festival que más nos interesaba era el Bafici, de cine independiente, uno de los mas importantes de América Latina, y quedamos en el Bafici. Dentro de éste estuvimos en la muestra itinerante de Mendoza, quedamos en el Festival Nacional del Conurbano, se proyectó en Banfield y en Lomas de Zamora. El mes que viene estamos en San Juan, en el Festival de Unasur.
El Incaa declaró además a El Copamiento de interés como película digital terminada y otorgó un fomento para el multicopiado en DVD de mil copias. Queremos agradecer a todas las instituciones y personas que hicieron posible la realización y difusión de la película. La Universidad Nacional de Villa María, Tándem Audiovisual Coop. de trabajo limitada, INCAA, Cine Argentino, Synergia, los medios de comunicación de todo el país que se interesaron en la temática y fundamentalmente a todo el equipo técnico y artístico, en especial a Eugenia Vera y Paula Tissera, que son nuestros pilares desde el primer momento que comenzamos a investigar.