Porque eleva el colesterol, porque hace mal al hígado o porque engorda. Todas las causas son buenas cuando se busca eliminar el consumo del huevo de la dieta diaria de una persona. Pues bien, ahora se sabe que son todas falsas.
Especialistas reunidos en Buenos Aires en la Primera Cumbre de Alimentos a cargo del Ministerio de Salud de la Provincia revelaron, contra todos los pronósticos, que el huevo contiene la mejor calidad de proteínas entre todos los alimentos (sólo lo supera la leche materna, que es el alimento perfecto).
Además, menos la C, el huevo contiene todas las vitaminas y minerales.
Su defensora oficial en la cumbre fue la nutricionista y referente de la Cámara del Huevo, Romina Sayar, que no bien inició su ponencia desmintió que el huevo eleve el colesterol.
Así es que la experta aclaró que aquellas personas que sufren de colesterolemia no tienen que excluir el huevo de la dieta sino los alimentos ricos en grasas saturadas, presentes en las carnes, los lácteos y algunos aceites.
Por el contrario, lejos de bloquear las arterias, favorece la salud cardiovascular, según explicó la especialista al detallar que contiene sustancias esenciales y grasas instauradas.
"El huevo contiene colesterol pero es muy bajo en grasas saturadas, que es lo que realmente tiene que evitar la persona con colesterolemia", detalló Sayar.
Otra de las sorpresas que reveló el encuentro es que el huevo es light. Pese a lo que se suele creer, Sayar afirmó que resulta "ideal para incorporar en dietas hipocalóricas porque aporta las mismas calorías que una manzana y logra saciarnos rápidamente".
En cualquiera de sus múltiples variantes, poché, frito, duro o revuelto, aporta altos niveles de colina, una sustancia considerada un nutriente esencial por el Instituto de Medicina de los Estados Unidos. Mejora el funcionamiento cerebral, ayuda al desarrollo fetal y previene los problemas del tubo neural (espina bífida o anencefalia) en bebés por nacer.
Por eso la especialista lo recomendó en el embarazo. Y aconsejó: "A los bebés se les puede ofrecer la yema mezclada en papillas a partir de los 6 meses de vida y, recién a partir de los 10 meses, se les puede incluir la clara".
Dime qué comes...
Dicen que somos lo que comemos. Pero ¿cuánto sabemos de los alimentos que elegimos, de la materia prima de la que estamos hechos? Por ejemplo: ¿sabía que no hay que esperar a tener sed para tomar agua? ¿Y que hay ocho alimentos que pueden producir alergias mortales?
Estos fueron sólo algunos de los temas que se abordaron en la primera jornada de la Cumbre de Alimentos, Nutrición y Salud organizada por la Oficina de Alimentos del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. Del megaevento, que se realiza en el Campus de la Universidad Católica Argentina, participan más de 1.500 invitados, entre referentes de la salud, la tecnología, la gastronomía y la industria alimentaria.
"Es un evento único en su tipo y fundamental para la salud pública si tenemos en cuenta que el 30% de todas las enfermedades se producen por alimentos y que, por otra parte, no podemos vivir sin alimentarnos", dijo el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, en la inauguración de la cumbre.
La titular de la Oficina de Alimentos, Mónica López, dijo que habrá más de 50 ponencias y talleres que abarcan desde cuestiones sanitarias como la importancia de la lactancia materna hasta las reglas para poder comercializar productos en la provincia. "Es un megaencuentro que aborda al alimento desde la salud, las leyes, la industria, la tecnología y el placer tan humano de cocinar y comer".
De esa agua sí he de beber
Más de la mitad de nuestro organismo es agua, y está claro que podemos soportar varios días sin comer pero no sin beber. Por eso, fue otro de los temas que abordaron los especialistas en la Cumbre de Alimentos.
Los expertos, además de sugerir los clásicos dos litros de líquido por día, recomendaron no esperar a tener sed para tomar agua. "La sed aparece cuando ya existe deshidratación: se desencadena por mecanismos fisiológicos y perceptivos cuando las pérdidas de líquidos corresponden a una disminución cercana al 2% del peso corporal", explicó Luciano Spena, disertante, director de la carrera de Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Morón y nutricionista del plantel profesional del Club Atlético Independiente.
Advirtió que entre los argentinos hay una tendencia a tomar cualquier cosa menos agua: gaseosas, jugos y alcohol sólo aportan calorías vacías. "De todo lo que tomamos los argentinos, el 50% son bebidas azucaradas e infusiones, el 29% son bebidas con sabor pero sin azúcar y sólo un 21% es agua pura", detalló el especialista al citar el estudio Hidratar, realizado por el Centro de Estudios sobre Nutricion Infantil (Cesni).
El problema, remarcó, es que la mayor proporción se la llevan las calorías "vacías" de las gaseosas y los jugos, superando en la mayoría de los casos la recomendación de la Organización Mundial de la Salud.
"El estudio revela que las dos terceras partes de las bebidas elegidas por niños y adolescentes son azucaradas", explicó Spena, y advirtió que tanto los alimentos sólidos como los líquidos inciden en el sobrepeso y la obesidad, de modo que "no tiene sentido intentar bajar la carga calórica en las comidas si se les permite a los chicos tomar litros de gaseosas o jugos ricos en azúcares".
¿Y si lo que comemos nos da alergia?
A nivel mundial, las alergias alimentarias afectan del 6% al 8% de los niños y a más del 4% de los adultos. Las posibles reacciones van desde un sarpullido pasando por síntomas más graves como tos, dolor abdominal y náuseas, hasta el temido shock anafiláctico que provoca riesgo de muerte inminente.
"Si bien hay cientos de alimentos que contienen alérgenos, son sólo ocho los que se identificaron como los responsables de más del 90% de los casos de reacciones alérgicas", explicó María Cristina López, licenciada en Química y responsable de la Coordinación de Oleaginosas y Subproductos del Centro de Agroalimentos del INTI.
Los ocho alimentos que contienen más alérgenos son la leche de vaca, el huevo, el pescado, los crustáceos, el maní, la soja, los frutos secos, el trigo y todos los derivados de estos alimentos que conserven las proteínas alergénicas.
Los expertos reunidos en la Cumbre de Alimentos que continúa hoy acordaron tomar decisiones interdisciplinarias con el aporte tanto del sector público como del privado. La meta: que los alimentos sean nutritivos, ricos e inocuos.